La crisis política en Venezuela escala con cada hora. Luego de que Nicolás Maduro se proclamó vencedor de las elecciones presidenciales del pasado domingo 28 de julio, la coalición opositora liderada por María Corina Machado denunció irregularidades con más de 80 % de las actas obtenidas durante la jornada.
Los ciudadanos se lanzaron a las calles donde alzaron la voz en contra del régimen y exigieron entregue el poder luego de perder las elecciones, ya que Edmundo González es el claro vencedor con más de 70 % de los votos.
La jornada comenzó de manera pacífica pero poco después se reportó la fuerte represión de las fuerzas de seguridad principalmente la Guardia Nacional que comenzó a detener a jóvenes, líderes de la oposición y miembros de mesa electorales, además de una sucesión de allanamientos y persecución.
Sin embargo, varios uniformados comenzaron a mostrar desacuerdo con la represión. Un video compartido en redes sociales mostró el momento en el que varios funcionarios se negaron a enfrentarse a los manifestantes, uno de ellos no ocultó las lágrimas y decidió despojarse del uniforme y solo observar la situación.
Así varios hicieron lo mismo mientras que los ciudadanos los aplaudieron e invitaron a unirse a su causa: la libertad de Venezuela.
“Esto sí da ganas de llorar, espero que Dios les ablande el corazón a todos los militares y se unan al pueblo, que es por quien deben luchar”, “Vamos Venezuela, ustedes pueden!!!”, “Esta escena es de película Los venezolanos se contagian de esperanza. Reacciones así son las que tumban dictadores. Ponte a temblar, Maduro”.
Crece la tensión
Las protestas contra el régimen de Nicolás Maduro se intensificaron en las últimas horas. Un saldo de 7 muertos y cerca de 1,000 detenidos se reportaron de manera extraoficial.
Dirigentes y militantes de la oposición fueron allanados y detenidos de manera arbitraria, uno de ellos el político Freddy Superlano, quien habría sido “secuestrado” por uniformados, de acuerdo con el partido Voluntad Popular. Un video en redes sociales mostró el momento en el que fue interceptado y subido a una camioneta mientras era apuntado con un arma de fuego.