Quien hablaba en Colombia a finales de los 80 y principios de los 90 sobre apoyar la extradición de narcotraficantes a Estados Unidos firmaba su sentencia de muerte. Esa era la decisión de Pablo Escobar, sobre quien recae la responsabilidad de las muertes de cuatro candidatos presidenciales. El vil asesinato de Fernando Villavicencio en Quito puso el foco en el recuerdo de otros mártires.
Jaime Pardo Leal, Luis Carlos Galán, Bernardo Jaramillo Ossa y Carlos Pizarro Leongómez son los cuatro nombres de los candidatos asesinados en Colombia entre 1989 y 1990. Todos llegaron a hablar del tema de la extradición de narcotraficantes a los Estados Unidos para cumplir condenas allá.
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Un magnicidio se registró, cuatro años más tarde, ahora en México. Luis Donaldo Colosio era el candidato del Partido Revolucionario Institucional, quien sumaba casi 70 años en el poder. En un mitin en Tijuana, fue asesinado por un pistolero solitario, aunque la autoría intelectual todavía sigue generando polémica.
Fernando Villavicencio, un vil asesinato
Los tres disparos que cegaron la vida de Fernando Villavicencio en Quito, este 9 de agosto, al final de la tarde, son otro símbolo de la infamia. Sumido en una grave crisis de inseguridad e inestabilidad política, Ecuador inscribe en su historia un hecho gravísimo, condenado en todo el mundo.
Los magnicidios
1.- Jaime Pardo Leal, Patio Bonito, 1987
Aunque el sicario que lo ametralló estaba ligado al Cartel de Medellín, la muerte de Jaime Pardo Leal fue considerada como “crimen de lesa humanidad”, por tratarse de un plan para impedir que políticos de izquierda en Colombia fueran ascendiendo. Tenía 46 años.
2.- Luis Carlos Galán Sarmiento, Soacha, 1989
Luis Carlos Galán estaba a punto de iniciar un mitin en Soacha, una localidad al sur de Bogotá. Lo ametrallaron y en su muerte estuvieron implicados decenas de personas, incluyendo a agentes de seguridad, políticos, y el temible Cartel de Medellín. Acababa de cumplir 45 años.
3.- Bernardo Jaramillo Ossa, Bogotá, 1990
Siete meses después del crimen de Luis Carlos Galán, sicarios esperaron a Bernardo Jaramillo Ossa en el terminal del Puente Aéreo de Bogotá. De inmediato se responsabilizó a Pablo Escobar, quien desmintió el hecho. La responsabilidad por la muerte no ha sido esclarecida.
4.- Carlos Pizarro Leongómez, Bogotá, 1990
Apenas 34 días después del asesinato de Bernardo Jaramillo Ossa, a Carlos Pizarro Leongómez le dispararon con una ametralladora en el interior de un avión que acababa de despegar de Bogotá hacia Barranquilla. El avión regresó, Pizarro murió en la clínica y el sicario fue muerto por los escoltas, también en el avión.
5.- Luis Donaldo Colosio, Tijuana, 1994
Había dado un mitin en una zona popular de la ciudad fronteriza del norte de México cuando un pistolero le dio dos tiros a Luis Donaldo Colosio. Su magnicidio sumergió al país en una espiral de hipótesis y responsabilidades no comprobadas. El pistolero, Mario Aburto, quedó como único responsable, aunque muchos apuntaban a las altas esferas del poder.
6.- Fernando Villavicencio, Quito, 2023
El más reciente asesinato de un candidato presidencial estremece a Latinoamérica desde un país que ha visto crecer sus índices de inseguridad personal de manera alarmante. Las bandas organizadas han hecho de Ecuador su teatro de operaciones, llenando de sangre las calles de las ciudades. Tenía 59 años y acababa de terminar un mitin en el centro norte de Quito.