El pequeño Jacob Crouch, de 10 meses, murió luego de que sufriera una golpiza salvaje comparada con el arrollamiento de un carro, además le dieron a beber su propio vómito. Lo peor es que la señalada como culpable es su propia madre y su padrastro.
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El pequeño murió solito en su cuna. Los expertos afirmaron que tuvo que haber sufrido un inmenso dolor. Tras su deceso, las investigaciones se activaron de inmediato, pues su cuerpecito tenía más de 15 hematomas. Posteriormente, con la autopsia, determinaron que tenía 39 costillas rotas, desgarro en el estómago y en los intestinos, como si lo hubieran pateado muy fuerte.
Según reseñó The Sun, el pequeño vivía con su madre Gemma Barton y la pareja de ella, Craig Crouch, en una casa, ubicada en Linton, Derbyshire, Inglaterra.
Todos los resultados de las averiguaciones policiales apuntaron a su madre y padrastro. La lógica indica, que aún si no hubieran sido ellos, ¿Por qué nunca reportaron a las autoridades todas las heridas del maltrato del menor? Indudablemente, estaban implicados.
El nivel de crueldad al que sometieron al bebé no tiene nombre. Con tan corta edad, el niño rubio, fue sometido a una tortura inclemente por parte de quienes se supone, deberían cuidarlo y darle amor.
Los forenses descubrieron que además, le dieron a beber su propio vómito.
Evidencias
El citado medio informó que los investigadores encontraron mensajes de texto espeluznantes sobre cómo la pareja (que se unió cuando ella tenía cuatro meses de embarazo del pequeño Jacob) hablaba para maltratar al bebé, a quien se referían como “el diablo”.
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El hombre le decía a Barton que golpeara la mano del niño si lloraba. “Debes ser más duro con él con esto y no dejar que esto se apodere de nosotros. Esto solo empeorará si no se aborda ahora”, expresaba.
“Nos guste o no, si esto continúa, nuestra frustración y emociones aumentarán y cambiaremos el uno hacia el otro”, dice otro mensaje.
Refiriéndose al vómito que le hicieron beber, encontraron un texto en el que él le preguntó si había “devuelto lo que Jacob le arrojó”, a lo que ella contestó que sí.
El malvado amenazaba a su mujer con irse de la casa, si ella no controlaba el comportamiento del bebé. En uno de los textos, la incitaba a meter al niño en agua caliente: “3 pies de profundidad, solo agua caliente y un poco de lejía xxxx”, escribió.
“Lágrimas de cocodrilo”
La pareja quedó arrestada. Durante la detención, Gemma Barton lloraba “lágrimas de cocodrilo”, según se lee en The Sun. Sollozaba y gritaba, pidiendo que no se la llevaran.
La mujer negó en todo momento que fuera responsable de la muerte del bebé Jacob, fallecido el 30 de diciembre de 2020. Su pareja también lo negaba. Se culpaban el uno al otro y afirmaban desconocer el por qué de sus heridas.
En la audiencia, cuando le preguntaron por los mensajes de texto, el hombre respondió que se trataba de una “broma”.