Ciencia.-El satélite retirado ERBS de la NASA se desintegra en la atmósfera

MADRID, 9 (EUROPA PRESS)

Durante 21 de sus años en órbita, el ERBS investigó activamente cómo la Tierra absorbía e irradiaba energía del Sol, y realizó mediciones del ozono estratosférico, el vapor de agua, el dióxido de nitrógeno y los aerosoles.

Según la NASA, El Departamento de Defensa de EEUU confirmó que el satélite de 2,4 toneladas reentró en la atmósfera sobre el mar de Bering. La agencia espacial esperaba que la mayor parte del satélite se quemara al atravesar la atmósfera, pero que algunos componentes sobrevivieran a la reentrada.

Lanzada desde el transbordador espacial Challenger el 5 de octubre de 1984, la nave ERBS formaba parte de la misión ERBE (Earth Radiation Budget Experiment) de tres satélites de la NASA. Llevaba tres instrumentos, dos para medir el balance energético radiativo de la Tierra y uno para medir los componentes estratosféricos, incluido el ozono.

El balance energético, es decir, el equilibrio entre la cantidad de energía del Sol que la Tierra absorbe o irradia, es un indicador importante de la salud del clima, y su comprensión también puede ayudar a revelar los patrones meteorológicos. Las concentraciones de ozono en la estratosfera desempeñan un papel importante en la protección de la vida en la Tierra frente a la dañina radiación ultravioleta.

El ERBS superó con creces su vida útil prevista de dos años, funcionando hasta su retirada en 2005. Sus observaciones ayudaron a los investigadores a medir los efectos de las actividades humanas en el balance de radiación de la Tierra. La NASA ha continuado aprovechando el éxito de la misión ERBE con proyectos que incluyen el actual conjunto de instrumentos satelitales Nubes y Sistema de Energía Radiante de la Tierra (CERES).

El Experimento de Aerosoles y Gases Estratosféricos II (SAGE II) del ERBS realizó mediciones estratosféricas. SAGE II recogió datos importantes que confirmaron que la capa de ozono estaba disminuyendo a escala mundial.

Esos datos ayudaron a dar forma al Acuerdo internacional del Protocolo de Montreal, que dio lugar a una drástica disminución en todo el mundo del uso de clorofluorocarbonos que destruyen la capa de ozono. En la actualidad, el SAGE III de la Estación Espacial Internacional recoge datos sobre la salud de la capa de ozono.

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