MADRID, 3 (EUROPA PRESS)
Los microorganismos están formados por una sola célula y se encuentran en la parte inferior de la cadena alimentaria. Viven a nuestro alrededor y se pueden encontrar en cualquier hábitat, desde pequeños charcos hasta vastos océanos; todavía hay mucho por descubrir sobre ellos.
"La biodiversidad a nivel microscópico no es tan conocida como otras áreas de la naturaleza, a pesar de que ecosistemas enteros dependen de ella", explica en un comunicado la profesora Genoveva Esteban, profesora de la Universidad de Bournemouth y autora de la investigación.
"Algunas de estas especies son completamente nuevas y otras no se han visto en más de un siglo. Documentamos muchos comportamientos curiosos en ellas y llevamos a cabo un análisis de ADN de ellas por primera vez. Esto significa que podemos entender más sobre sus relaciones con otros microbios y encontrarles nuevas ramas en el árbol de la vida", continuó Esteban, cuyo estudio se ha publicado en la revista científica PROTIST.
Los microorganismos muy raros y nuevos incluyen Legendrea loyezae.
Esteban dijo: "No sabemos cuál es el nombre de este organismo; la descripción francesa de hace más de 100 años no incluye el origen del nombre, pero sospechamos que fue por una persona de apellído Legendre, muy común en francés".
También han descubierto un nuevo Lacerus, que significa "que tiene bordes irregulares" debido a la apariencia dentada de los bordes de las células, así como un nuevo Apertospathula, que significa "apertura ventral de la boca".
A las nuevas especies aún no se les han asignado nombres, pero sus descubridores esperan nombrarlas con referencias ficticias contemporáneas que atraigan la atención de personas de todas las edades.
"La mayoría de los organismos en el árbol de la vida son microscópicos. De hecho, la mayor parte de la vida en la Tierra siempre ha sido microscópica. Los microorganismos fueron los primeros depredadores en la Tierra, sus apetitos codiciosos fueron uno de los principales factores de la evolución de vida más compleja en los primeros edades de la Tierra", explicó el coautor James Weiss, un científico independiente.
"A medida que las presas desarrollaron mejores defensas, los depredadores necesitaban desarrollar mejores formas de atraparlas. Después de la evolución de la vida multicelular y compleja, se convirtieron en la principal fuente de alimento para otros, como el krill y el plancton, que a su vez son alimento para especies más grandes. Si el se eliminaron los organismos en el fondo, todas las demás partes de la cadena alimentaria por encima de ellos también colapsarían", agregó.
El dúo de científicos trabajó conjuntamente durante dieciocho meses e investigaron miles de muestras de masas de agua, principalmente de Polonia, pero también de todo el mundo.
"Sabíamos que nadie más los buscaría y ninguna otra investigación sobre microbios ha implicado una búsqueda tan intensa", dijo el profesor Esteban.
"Al igual que con todas las formas de observación de vida silvestre, cuanto más miras, más encuentras. Al tomar tantas muestras, casi todos los días, sabíamos que podíamos encontrar algo nuevo. Cuanto más sabemos sobre el mundo microscópico, más podemos aprender sobre el resto de sus hábitats donde sobreviven todas las demás formas de vida".
Después de aislar los microorganismos en cada muestra, pudieron estudiar su ADN e identificar aquellos que eran nuevos para la ciencia y otros que eran extremadamente raros y necesitaban un especialista. La doctora Demetra Andreou, ecologista molecular de la Universidad de Bournemouth, también aportó su experiencia al equipo.