LONDRES (AP) — La primera ministra británica Liz Truss defendió el jueves su polémico plan económico, restando importancia a la reacción negativa de los mercados financieros y afirmando que está dispuesta a tomar “decisiones controvertidas y difíciles” con tal de impulsar el crecimiento del país.
En sus primeras declaraciones públicas desde que el gobierno anunció recortes impositivos sin financiación que sacudieron los mercados y arrastraron a la libra a mínimos históricos, Truss afirmó que el país enfrenta una situación económica “muy muy complicada”. Sin embargo, la mandataria afirmó que los problemas —la alta tasa de inflación provocada por el aumento de los precios de la energía— eran globales y fueron desatados por la invasión rusa de Ucrania.
Truss habló un día después de que el Banco de Inglaterra tomó medidas de emergencia para estabilizar los mercados financieros británicos y evitar una crisis económica más amplia luego de que el ejecutivo asustó a los inversionistas con un programa de recortes fiscales sin financiación, que muchos interpretaron como beneficiosos para los ricos, que se pagarán con un aumento del endeudamiento público.
Truss dijo a la cadena BBC que ella tuvo “que tomar medidas urgentes para hacer que nuestra economía crezca, que Gran Bretaña se mueva y para hacer frente también a la inflación”.
“Por supuesto, muchas de las medidas que hemos anunciado no se aplicarán de la noche a la mañana. No veremos el crecimiento de la noche a la mañana”, agregó. “Lo importante es que estamos poniendo a este país en una mejor trayectoria en el largo plazo”.
En una serie de entrevistas por radio, Truss informó que la decisión de su gobierno de poner límite a la factura energética de hogares y empresas ayudaría a controlar la inflación y beneficiaría a millones de personas en crisis por el aumento del costo de la vida.
No obstante, esa no fue la decisión que alarmó a los mercados. Fue el anuncio realizado el pasado viernes acerca de un programa de estímulo económico que incluía un recorte fiscal de 45.000 millones de libras (48.000 millones de dólares), pero que no contemplaba recortes en el gasto, y sin una evaluación independiente del costo y el impacto de la medida.
El Banco de Inglaterra advirtió que el deterioro de la confianza en la economía británica suponía “un riesgo importante para la estabilidad financiera británica” y anunció la compra de hasta 65.000 millones de libras (70.000 millones de dólares) en bonos gubernamentales a largo plazo durante las dos próximas semanas para combatir la reciente caída de los papeles financieros británicos.
La agitación ha hecho que el opositor Partido Laborista suba en las encuestas de opinión. Un sondeo de YouGov publicada el jueves le dio a los laboristas una ventaja de 33 puntos sobre los conservadores, frente a una ventaja de 8 puntos en la misma encuesta hace una semana.