Robert Sarver anunció el miércoles que ha iniciado el proceso de vender a los Suns de Phoenix y al Mercury de Phoenix Suns, una decisión precipitada ocho días después que la NBA le suspendió por un patrón de mala conducta en el sitio de trabajo, lenguaje racista y comportamiento hostil hacia los empleados.
Sarver dijo que la venta “es el mejor paso", aunque inicialmente había deseado mantener el control de las franquicias al resaltar que su trayectoria refleja otra imagen de su persona.
“Pero en este implacable ambiente actual, resultada dolorosamente claro que ya eso no es posible — que cualquier acto bueno que he hecho o que aún pueda hacer, es superado por cosas que he dicho en el pasado", escribió Sarver en un comunicado. “Por esos motivos, he emprendido el proceso de buscar compradores a los Suns y Mercury".
Sarver adquirió a las franquicias en julio de 2004 por aproximadamente 400 millones de dólares. No es el único dueño, pero el principal.
Asumiendo que no se ponga en venta a otro equipo al mismo tiempo, será la primera venta en la NBA desde que un consorcio encabezado por Ryan Smith, cofundador de la empresa de software Qualtrics, compró al Jazz de Utah en 2021 por unos 1.700 millones de dólares.
Se desconoce si Sarver ha fijado un precio de compra. Forbes estimó recientemente que el valor de los Suns sería de 1.800 millones de dólares.
Una investigación independiente que la NBA ordenó en noviembre pasado y que tomó 10 meses en completar reveló que Sarver “repitió o pretendió repetir la palabra que inicia con N en al menos cinco ocasiones durante su mandato con los Suns”, aunque señaló que la pesquisa “no encontró que Sarver haya usado este lenguaje racialmente insensible con la intención de degradar o denigrar”.
La investigación también determinó que Sarver empleó lenguaje denigrante hacia las mujeres en el sitio de trabajo. Se consignó un caso en el que le dijo a que una trabajadora embarazada que no estaba en condiciones de cumplir con sus funciones tras haber dado a luz. También hizo comentarios inapropiados y chistes sobre sexo y anatomía física; e insultó a empleados en maneras que pueden interpretarse como acoso “bajo las normas del sitio de trabajo”.
Una vez se completó el informe, el comisionado de la NBA Adam Silver suspendió a Sarver por un año y le impuso una multa de 10 millón de dólares — el máximo establecido en la normativa de la liga.