Fundación Microfinanzas BBVA usa el Índice de Pobreza Multidimensional de Oxford para medir carencias de sus clientes

MADRID, 18 (EUROPA PRESS)

La Fundación Microfinanzas BBVA se ha convertido en la primera entidad privada en usar el Índice de Pobreza Multidimensional de Oxford para analizar la situación de los 2,8 millones de emprendedores a los que atiende en cinco países de América Latina, con el objetivo de conocer mejor las carencias a las que se enfrentan y diseñar propuestas de valor que mejoren las condiciones de vida de los que más lo necesitan, según informa en un comunicado.

El Índice de Pobreza Multidimensional es un estándar adoptado por las Naciones Unidas que se ha impuesto a nivel internacional ya que más de 100 países usan esta metodología en sus estadísticas oficiales. Es una forma de medir la pobreza que complementa a la tradicional, que se basa en el nivel de ingresos ya que en la multidimensional, los elementos que se estudian reflejan los aspectos más estructurales de la pobreza.

Según la directora de la Iniciativa para el Desarrollo Humano y contra la Pobreza de la Universidad de Oxford, Sabine Alkire, que desarrolló esta metodología, "nuestra meta no era solamente la investigación para realizar publicaciones académicas". "Siempre pensamos que queríamos ser útiles a la gente pobre y que las mediciones pudieran ser usadas para elaborar políticas públicas, así como por ONG y el sector privado", añade.

Según un estudio realizado por la FMBBVA, la pobreza multidimensional se basa en nueve indicadores que apuntan a tres dimensiones de la pobreza: educación, salud y vivienda. De este modo, se mide cuántos hogares tienen estas carencias y con qué intensidad. Estos indicadores son los que utilizan los países en sus estadísticas de pobreza multidimensional.

Las carencias más comunes en los hogares de estos emprendedores son el número de años de escolarización (que afecta al 42% de los hogares), el saneamiento (26%) y el acceso al agua (20%); seguido de los materiales de la vivienda (19%) y el acceso a Internet (19%). Un 24% de los hogares sufren carencias en tres o más indicadores simultáneamente lo que les define como pobres multidimensionales.

"Queremos profundizar en el conocimiento del bienestar de las familias de los emprendedores a los que atendemos para mejorar su calidad de vida; por eso hemos utilizado este método de medición de pobreza multidimensional, que complementa los que ya veníamos realizando", afirma la directora de Medición de Impacto y Desarrollo Estratégico de la FMBBVA, Stephanie García Van Gool, que ha dirigido el informe.

La educación y la salud son de las brechas de desarrollo más importantes para la FMBBVA, que ha puesto a disposición de sus emprendedores seguros de salud a bajo coste, que han llegado a contar con cerca de 180.000 beneficiarios al cierre del ejercicio y ha impartido formación a 594.614 personas durante 2021.

El emprendimiento tiene además un impacto indirecto en sus comunidades pues el 35% da trabajo a otras personas. Esta visión multidimensional es complementaria a la de la pobreza monetaria: el estudio demuestra que hay personas que no son pobres monetariamente hablando pero sí sufren estas privaciones estructurales; de hecho, hay un número significativo de emprendedores de la FMBBVA con ingresos por encima de la línea de pobreza monetaria que sufren múltiples carencias en su educación, salud y vivienda.

Otra de las conclusiones es que las personas que son pobres multidimensionales tienen una mayor probabilidad de sufrir un imprevisto.

EL IMPACTO DE LA PANDEMIA EN AMÉRICA LATINA

El ahorro de los hogares españoles se multiplicó por 2,3 en 2020 como consecuencia de las restricciones impuestas por la situación epidemiológica y el temor al contagio, según datos de BBVA Research. "No ha sido así para los hogares vulnerables en América Latina; a lo largo de 2020, el 71% de los emprendedores que atendimos vio total o parcialmente afectados sus ahorros. Y a pesar de las ayudas gubernamentales, el saldo medio también disminuyó en 2021", explica García Van Gool.

De este modo, la pandemia ha aumentado la desigualdad en la región con una elevada destrucción de empleo, sobre todo en los segmentos de menores ingresos, y ha incrementado los niveles de pobreza y desigualdad a pesar de las políticas implementadas por los distintos países.

En 2021, buena parte de estos impactos se compensan con una recuperación del PIB, pero la recuperación del empleo lo hizo a un menor ritmo que la actividad, por lo que se observa un mayor nivel de emprendimiento como mecanismo de búsqueda de ingresos o de diversificación de los mismos.

El impacto de la pandemia fue significativo tanto en las microempresas como en sus hogares, lo cual confirmó su fragilidad financiera. Muchos de estos negocios se han reactivado, pero se enfrentan a nuevos desafíos, como el cambio climático o la crisis mundial de alimentos (el Índice de precios de los alimentos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) alcanzó un máximo histórico de 159,7 dólares en marzo de este año, frente a 141,1 el mes anterior).

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