EUGENE, Oregon, EE.UU. (AP) — Casi se quemaron.
No hay nada nuevo en sugerir que los 1.900 deportistas que entrenan y compiten bajo el sol durante el Mundial de Atletismo en Eugene, Oregon deben protegerse con alguna crema que cuente con filtro solar. Pero en el intrincado mundo de las medidas antidopaje, nada es tan fácil.
Poco después de los Juegos Olímpicos del año pasado, las muestras de orina de unos 80 deportistas que compitieron en Tokio arrojaron restos de un estimulante prohibido. Parecían inminentes algunas sanciones, que bien podrían haber alterado trayectorias enteras de los deportistas.
Los castigos se evitaron gracias a la labor investigadora de los científicos antidopaje en Estados Unidos y Alemania, quienes descubrieron que el estimulante podía encontrarse en un ingrediente de un filtro solar que se vende libremente.
“Me estoy untando filtro solar en todo el cuerpo. La gente se ríe de mí en la oficina”, comentó el doctor Matt Fedoruk, jefe de científicos en la Agencia Antidopaje de Estados Unidos (USADA, por sus siglas en inglés), quien identificó el problema y se ofreció como voluntario para realizar pruebas en su propio estudio. “Cargo botellas de orina y las envío al laboratorio. Y en 48 horas tenemos las respuestas a nuestras dudas”.
Es un asunto que va más allá del ámbito deportivo.
Instrumentos cada vez más sensibles, diseñados para detectar sustancias prohibidas, tienen la capacidad de captar incluso montos minúsculos de las mismas en el organismo de un deportista. En algunos casos, los competidores ingieren esos fármacos de forma intencional.
Pero en un número creciente de casos, las sustancias prohibidas entran en sus sistemas en formas no intencionales: Mediante la piel al untarse filtro solar o al usar delineador de ojos. También es posible ingerir medicamentos prescritos por un médico pero contaminados.
Y está el caso de la fondista estadounidense Shelby Houlihan. Frustrada, dijo que había comido un burrito con carne de cerdo que estaba contaminada con restos de una droga que puede mejorar el desempeño deportivo.
"La mayoría de los laboratorios experimenta con avances realmente buenos en la tecnología", comentó Travis T. Tygart, director general de la USADA. “Pero lo más importante es que la ciencia y las reglas avancen también, de modo que tengamos la certeza de que no sólo atrapamos a quienes hacen trampa intencionalmente, sino que no castiguemos a deportistas inocentes”.
Las investigaciones sobre el filtro solar comenzaron cuando a Fedoruk, el científico de la USADA, le pareció extraño que dos deportistas de disciplinas muy distintas, la patinadora artística Jessica Calalang y el gladiador de artes marciales mixtas Rob Font, hubieran dado positivo de ácido 4-clorofenoxiacético. Esa sustancia es un metabolito de meclofenoxato, un estimulante prohibido que no ha figurado mucho en el radar de los análisis antidopaje en los últimos años.
Fedoruk comenzó a hacer preguntas. Font había llevado registro detallado de todo lo que había comido o suministrado a su cuerpo durante meses. Ahí estaba el filtro solar.
Vino después una visita a la farmacia. Tras una semana en que Fedoruk y otros 11 voluntarios se untaron el filtro solar, los científicos descubrieron que los rastros de 4-CPA aparecían en su orina. Todo se debía a un conservador usado en el filtro solar.
La noticia corrió por todo el mundo. Los científicos en el laboratorio antidopaje de Colonia, Alemania, adonde se enviaron muchas pruebas de los Juegos Olímpicos de Tokio para su análisis, estaba al tanto del estudio y comenzaron a buscar el metabolito en un relajante muscular que se expende sin receta en Asia.
Al final, las autoridades antidopaje en todo el mundo reescribieron un documento técnico, para dar nuevas instrucciones a la hora de analizar los rastros del ácido en cuestión.
Unos 80 deportistas en los Juegos de Tokio, quienes habían ingerido el metabolito mediante el filtro solar, no tuvieron que soportar la angustia de un procedimiento para demostrar su inocencia ante acusaciones que los habrían dejado en una posición desventajosa ante las autoridades antidopaje, las cuales no suelen dar mucho margen para justificar las infracciones, sin importar la causa.
Estas historias no suelen tener un final tan venturoso para los deportistas.
La prueba positiva de Calalang, un resultado por usar un delineador que contenía el mismo conservador que el filtro solar, le costó ocho meses de lucha legal y un lugar en el Mundial de 2021. Al final, el descubrimiento y cambio en los reglamentos globales derivaron en que se le restituyeran sus derechos deportivos.
“Si Jessica no hubiera tenido los recursos y el apoyo para que un abogado la ayudara, esto habría sido fácilmente otro caso en que un deportista inocente termina purgando una larga suspensión”, dijo su defensor Howard Jacobs.
Hay decenas de ejemplos más que no tienen que ver con el filtro solar ni con el ácido que contiene:
—La fondista olímpica estadounidense Brenda Martínez dio positivo de un diurético prohibido. La sanción se suspendió luego que un trabajo detectivesco reveló que la sustancia había entrado en su organismo mediante un antidepresivo contaminado.
—Un campeón olímpico no identificado sufrió un accidente automovilístico. Luego dio positivo de un diurético que entró en su cuerpo al recibir una transfusión como parte de la atención urgente que recibió.
—Hay estudios recientes sobre la forma en que algunos restos de sustancias prohibidas pueden entrar en el cuerpo de los atletas al tomar un medicamento contra el paludismo o al comer huevos.
—La nueva tecnología ha llevado a que los científicos descubran que aproximadamente el 0,39% de la población china presenta una característica en su sangre, la cual puede derivar en un falso positivo de eritropoyetina (EPO), una sustancia prohibida y difícil de detectar, empleada por algunos deportistas para incrementar su energía.
Sin embargo, sería demasiado tarde para que la ciencia ayude a Houlihan. La mediofondista estadounidense insiste en que es inocente de dopaje, después de que las autoridades internacionales la suspendieron por cuatro años cuando dio positivo de nandrolona.
Los funcionarios de la USADA han dicho que difícilmente habrían dado seguimiento a un caso así.
Houlihan asegura que la sustancia provino del burrito que adquirió en un camión de comida. Varios casos similares se han desechado cuando los deportistas han podido demostrar que su comida estaba contaminada.
Ello no ha ocurrido en el caso de la corredora de 29 años.
Los estudios actuales podrían generar evidencias científicas nuevas que arrojen más luz sobre preguntas complejas sobre la contaminación de la carne para consumo humano. Ello podría demostrar eventualmente la inocencia de Houlihan, pero está en duda si logrará que su caso se revierta.
Mientras continúa la tarea investigadora, el problema del filtro solar parece resuelto. Los atletas pueden emplearlo sin preocuparse en el Mundial.
“Queremos ser justos con los atletas”, dijo Fedoruk. “Y queremos cerciorarnos de tomar decisiones en favor de los deportistas cuando no hay dopaje intencional”.