VASYLKIV, Ucrania (AP) — En las horas previas al comienzo de la Pascua el gran rabino de Kiev y Ucrania se encontraba en un cementerio. Antes de que pudiera conmemorar la huida del pueblo judío de la esclavitud en Egipto hace miles de años, enterraba a un hombre que no logró escapar de una bala rusa.
El rabino Moshe Azman desconoce cuántos judíos han muerto en la invasión ordenada por Moscú, pero el viernes sepultó a uno más en una ladera de una zona rural.
“Gente de todas las nacionalidades, están en esta tragedia, dijo.
El fallecido era de Bucha, la comunidad en las afueras de Kiev cuyo nombre está hoy ensombrecido por el horror. El hombre hizo su última publicación en su página de Facebook en los primeros días de marzo. Su cadáver fue encontrado recientemente tras la retirada de los rusos.
Ningún familiar asistió al entierro. El rabino desconoce dónde puedan encontrarse.
“Era un hombre tranquilo”, indicó. “Un tipo muy bueno”. Fue baleado y su cadáver mostraba señales de posible tortura.
En esta Pascua “pido a Dios que haga milagros, como los hizo para el pueblo judío en Egipto”, agregó el rabino. Al pueblo ucraniano le gustaría liberarse de la Unión Soviética, donde él nació. “No quiero regresar”, manifestó.
Cuando se le preguntó qué pensaba de los alegatos del gobierno ruso de que está “desnazificando” Ucrania, el rabino hizo una pausa, dio media vuelta y señaló hacia la tumba.
“Esta es la respuesta”, dijo. “Lo mataron. Y no sólo a él”. Los rusos están matando a rusos, ucranianos, judíos, incluyendo niños, incluso en hospitales, sin preguntar quiénes son, dijo. Él cree que estos actos son crímenes de guerra.
El mensaje del rabino a los judíos de Ucrania que no pueden celebrar la Pascua porque están atrapados o carecen de alimento es simple, directo y significativo: “Oramos por ustedes”. Le preocupa la gente en la sitiada ciudad de Mariúpol y en la ciudad de Járkiv, atacada con artillería y aviación.
El rabino dijo que él y sus colegas habían estado trabajando para llevar los alimentos judíos necesarios a cientos de miles de personas en Ucrania. “Sean fuertes”, dijo. “Crean en Dios”. Él deseó un “mundo nuevo y bueno, sin guerra”.
La Pascua también estaba siendo celebrada en las ciudades ucranianas de Odesa, Dnipró y Járkiv, dijo el rabino, aunque no tenía la certeza de que también en Cherníhiv.
En la sinagoga de Kiev, poco antes de la cena, un chico exclamó «¡ooh!” ante el ruido de las botellas de vino al ser destapadas. Se desconoce cuántas personas asistirían debido al toque de queda.
Uno de los asistentes, Natan Skybalskyi, dijo que solía celebrar la Pascua en otra parte, pero ahora considera que sus colegas voluntarios en la guerra son una nueva familia para él. Había estado participando como conductor para ayudar con las evacuaciones, señaló.
Algunas personas continúan esperando que las liberen.
“Espero que esta sea la última Pascua que tengamos en la guerra”, dijo Skybalskyi.