BUFFALO, Nueva York, EE.UU. (AP) — La pandemia del coronavirus hizo que se registrase el mayor aumento jamás habido en la cantidad de niños que reciben instrucción en sus casas en Estados Unidos. Dos años después, las escuelas reabren sus puertas y hay vacunas disponibles, pero muchos padres decidieron seguir educando ellos mismos a sus hijos, sin que vuelvan a las aulas.
La cantidad de niños que estudian en sus casas bajó respecto a las máximas históricas del año pasado, pero se mantiene muy por encima del nivel de antes de la pandemia, según información obtenida por la Associated Press.
Numerosas familias que decidieron educar ellas mismas a sus hijos como alternativa a una enseñanza a distancia implementada apresuradamente decidieron seguir con ella. Las razones incluyen preocupaciones por la salud de sus hijos, desacuerdos con las políticas de las escuelas y el deseo de seguir usando un método que funciona con sus hijos.
En 18 estados que suministraron información sobre el actual año escolar, la cantidad de niños que reciben “homeschooling” subió un 63% en el año escolar de 2020-2021 y bajó apenas un 17% en el del 21-22.
Aproximadamente el 3% de los chicos recibían educación en sus casas antes de la pandemia, de acuerdo con la Oficina del Censo. Esto afectará los fondos que las escuelas reciben en el futuro y revive los debates sobre hasta qué punto hay que regular la enseñanza en las casas.
Linda McCarthy, residente de un suburbio de Buffalo con dos hijos, dijo que jamás enviará de vuelta a la escuela a sus niños.
Decepcionada con la enseñanza a distancia durante la pandemia, empezó a instruir ella misma a sus hijos de quinto y séptimo grados. McCarthy, quien fue asistente de maestras, dijo que sabía que ella podía ofrecerles una mejor educación.
Agregó que a sus hijos les va muy bien recibiendo lecciones de acuerdo con sus intereses, sus formas de estudiar y sus actividades.
“Ya no tienen que hacer tareas muchas horas, no lloran porque no pueden completar sus tareas”, dijo McCarthy.
Una práctica poco común, relacionada mayormente con la enseñanza religiosa, la instrucción en la casa se hizo más popular con el cambio de siglo y abarcaba a unos 2 millones de niños, o el 3,3% de la población estudiantil, según el censo.
Distintos estudios indican que muchos padres optan por la instrucción en la casa porque no les gustan las escuelas de su barrio, les preocupa el ambiente en la escuela y les tienta la posibilidad de hacer planes de estudio a la medida de los chicos.
En algunos estados no hay requisito alguno para los padres, mientras que en otros, como Nueva York y Massachusetts, se les exige que presenten planes de estudio y que satisfagan ciertos requisitos.
El aumento en la cantidad de niños que estudian con sus padres hace que varias legislaturas estatales consideren medidas para regular esa enseñanza. Es un debate que lleva años. Quienes proponen la supervisión de la enseñanza dicen que es importante asegurarse de que no hay abusos ni negligencia. Otros opinan que no hay que intervenir y que hay que defender los derechos de los padres.
Los 28 estados cuyos departamentos de educación suministraron información a la AP dijeron que la enseñanza en la casa alcanzó su pico en el 20-21, cuando el temor al COVID-19 hizo que muchas escuelas cerrasen. De los 18 estados que incluyeron información acerca del año escolar en curso, todos menos uno dijeron que la “homeschooling” había disminuido respecto al año pasado, pero seguía siendo alta.
El aumento en la homeschooling fue particularmente pronunciado entre las familias de raza negra. El porcentaje de familias afroestadounidenses que apelan a la instrucción en la casa se multiplicó por cinco, del 3,3% al 16,1% entre la primavera y el otoño del 2020. En otros sectores de la población, se duplicó, de acuerdo con el censo.
Laine Bradley, de Raleigh, Carolina del Norte, dijo que las deficiencias de los programas escolares se hicieron más evidente con la enseñanza a la distancia.
“Creo que, con la enseñanza a la distancia, muchas familias de raza negra se dieron cuenta de lo que les enseñaban a sus hijos. Y mucho de lo que les enseñan no nos atañe”, manifestó Bradley, que decidió instruir ella misma a sus hijos de siete, 10 y 11 años. “Mis hijos tienen muchas inquietudes respecto a muchas cosas. Les digo, ‘¿no te enseñaron eso en la escuela?’. Y me responden que no”.
Bradley, quien trabaja en el sector financiero, convirtió su comedor en un aula y cambió su rutina para hacerse cargo de la educación de sus hijos. Incorporó clases sobre finanzas y la historia de los afroestadounidenses y los caribeños.
“Puedo incorporar cosas que pienso necesitan saber”, expresó. A veces la ayuda su esposo, quien se retiró de la fuerza aérea el año pasado.
La pareja también tiene un hijo de 14 años.
La tendencia a enseñar en la casa coincide con un momento en el que hay álgidos debates sobre cómo abordar la enseñanza de temas relacionados con la raza, el género y los libros que debe tener una biblioteca.
Pero el investigador de la Universidad de Boston Andrew Bacher-Hicks dice que, si bien “cuesta separar” la educación de la política, sospecha que “la salida del sistema responde más que nada a cosas relacionadas con el COVID y no con cuestiones políticas”.
“Ya en el pasado surgieron estos debates políticos y nunca vimos aumentos en la cantidad de niños que estudian en sus casas como los de ahora”, señaló.
Otro factor que incide puede ser el nivel de educación ofrecida durante la pandemia, a menudo con maestros suplentes como consecuencia de la escasez de personal por la enfermedad.
McCarthy dice que todo incide y que la pandemia aumentó los reparos que ya tenía a la enseñanza pública.
“Ya estábamos listos para sacarlos de la escuela”, afirmó.