WASHINGTON (AP) — Algunos tropiezos republicanos alientan las esperanzas de los demócratas de conservar la mayoría en el Senado en las elecciones de mitad de término.
Las perspectivas de los republicanos en las elecciones de mitad de término son excelentes, pero algunos pasos en falso, incluidas peleas internas, podrían conspirar contra sus posibilidades de obtener la mayoría.
El gobernador de Arizona Doug Ducey sorprendió la semana pasada al anunciar que no buscaría la banca del senador demócrata Mark Kelly en las elecciones de noviembre. Esto dejó a los republicanos sin un claro favorito, para pesar del líder de ese bloque en el Senado, Mitch McConnell, y de sus aliados, que se pasaron meses alentando a Ducey para que se postulase.
Los problemas de los republicanos, no obstante, van mucho más allá de Arizona.
Candidatos de ese estado, Georgia y Nevada están rezagados en la recaudación de fondos para sus campañas en relación con los demócratas. Un pobre reclutamiento de activistas hace peligrar un estado como Maryland y da a los demócratas esperanzas de arrebatar una banca a los republicanos en New Hampshire. Y un plan que aumentaría los impuestos entre personas de bajos recursos y ancianos elaborado por el senador Rick Scott pone a los republicanos a la defensiva en estados como Wisconsin, Ohio y la Florida.
Estos tropiezos representan una señal de alarma a escasos dos mese del inicio formal de la campaña. Los demócratas enfrentan un fuerte viento en contra debido al estado de cosas y a la baja popularidad del presidente Joe Biden, y el panorama no puede ser más alentador para los republicanos en el Senado, donde las fuerzas están repartidas por igual actualmente. Los demócratas, no obstante, súbitamente creen que pueden tener posibilidades de salir airosos aprovechando las discrepancias internas de los republicanos.
La representante Val Demings, una demócrata que aspira a arrebatarle su banca a Marco Rubio en la Florida, admite que el partido no ha explotado bien sus logros, incluida la ayuda para sobrellevar la pandemia y un enorme proyecto para mejorar la infraestructura del país. Pero trata de explotar el contraste entre el plan de Scott y lo que ofrecen los demócratas.
“Es un plan tóxico. Perjudicará a las familias de los trabajadores. A los ancianos. Y Rubio tendrá que poner la cara y defenderlo”, expresó Demings en una entrevista.
La campaña de Rubio se negó a decir si el senador apoya ese plan o no. Se limitó a emitir una declaración en la que dice que Demings “es una legisladora que no hace nada, que nunca promovió una ley real y mucho menos una reducción de los impuestos”.
A ocho meses de la votación, no hay nada dicho y la salud de la economía, una decisión de la Corte Suprema sobre el aborto y la guerra en Europa oriental siguen siendo elementos determinantes.
Pero la historia indica que los demócratas podrán darse por más que satisfechos si logran conservar su tenue mayoría en el Senado en noviembre. Actualmente tienen la misma cantidad de bancas que los republicanos, 50, pero la vicepresidenta Kamala Harris inclina la balanza a su favor en caso de empate. No pueden darse el lujo de perder una sola banca en una votación que históricamente favorece al partido de oposición.
De perder el control del Senado, no tendrán esperanzas de sacar adelante los proyectos de Biden.
Las mejores opciones que tienen los republicanos de ganar bancas se dan en Arizona, Georgie y Nevada, según Steven Law, aliado de McConnell que dirige el PAC (comité de acción política, que recauda fondos) más poderoso del Senado. Dice asimismo que se siente cada vez más optimista respecto a Pensilvania, un estado en el que los demócratas cifran grandes esperanzas de ganar un escaño, y que cree que en Carolina del Norte, Florida y Missouri los republicanos podrán conservar sus bancas.
“Todo pinta bien, muy bien”, manifestó Law. “No creo que los traspiés recientes vayan a cambiar nada. Vamos a tener tropiezos, pero al final del día, esta elección va a girar en torno a la histórica impopularidad de Joe Biden y de su programa, que casi todos los demócratas han apoyado ciegamente”.
Una encuesta de febrero de AP-NORC indicó que un 55% del electorado desaprueba la gestión de Biden y un 45% la aprueba. Solo un 29% de los consultados dijeron que el país marcha en la senda correcta.
De todos modos, los demócratas no pierden las esperanzas.
“En realidad, solo necesitan conservar las bancas de estados que ganó Biden”, dijo Jessica Floyd, presidenta del PAC prodemócrata American Bridge, que lanzó una campaña publicitaria de 5 millones de dólares la semana pasada en cuatro estados: Arizona, Georgia, Nevada y Pensilvania. “El mapa es importante”, expresó.
Es cierto que Biden ganó esos cuatro estados, pero en tres de ellos el margen fue del 1% o menos, y en el restante, del 2%.
Hace pocos meses el republicano Glenn Youngkin derrotó al demócrata Terry McAuliffe en la batalla por la gobernación de Virginia, un estado que Biden ganó por diez puntos porcentuales en el 2020.
La tendencia histórica no favorece a los demócratas: En los últimos 40 años, el partido en el gobierno ganó bancas en el Senado solo en dos elecciones de mitad de término.
Las tensiones internas de los republicanos podrían beneficiar a los demócratas. McConnell y el expresidente Donald Trump mantienen roces en torno al mensaje republicano y a los candidatos a presentar.
Los demócratas no perdieron el tiempo cuando Scott difundió su plan, con leves aumentos en los impuestos de muchas personas de bajos recursos y dejando abierta la posibilidad de reducir los beneficios del Seguro Social (la jubilación) y el seguro de salud para retirados Medicare.
Tan solo 24 horas después del anuncio, sacaron una publicidad radial en la que dicen que “si los republicanos del Senado ganan, pagaremos el precio”.
Estrategas republicanos que pidieron no ser identificados por comentar discusiones internas dijeron que el partido consideró esa propuesta “un error no forzado”.
Los republicanos, por otro lado, tienen dificultades para recaudar fondos para sus campañas. Los senadores demócratas teóricamente en peligro, de Arizona, Georgia, Nevada y New Hampshire, tenían cuatro veces más dinero que los principales desafiantes republicanos a fines del año pasado, según informaron.
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Peoples informó desde Nueva York. Jonathan J. Cooper colaboró en este despacho desde Phoenix