ZAHONY, Hungría (AP) — Algunas de las casi un millón de personas que han huido de la devastadora guerra rusa en Ucrania en los últimos días se encuentran entre las más vulnerables de la sociedad, incapaces de tomar la decisión de huir por sí mismas y necesitadas de una cuidadosa asistencia para emprender el viaje hacia un lugar seguro.
En la estación de tren de la localidad húngara de Zahony el miércoles, más de 200 ucranianos con discapacidades —residentes de dos centros de asistencia en la capital ucraniana de Kiev— desembarcaron en medio del frío viento del andén tras una ardua huida de la violencia que se ha apoderado de Ucrania.
Los refugiados, muchos de ellos niños, padecen graves discapacidades mentales y físicas, y fueron evacuados de sus centros de asistencia cuando se intensificó el ataque ruso sobre Kiev.
“No era seguro quedarse allí; había cohetes, estaban atacando Kiev”, dijo Larissa Leonidovna, directora del orfanato Svytoshinksy de la capital ucraniana. “Pasamos más de una hora en un sitio subterráneo durante un bombardeo”.
La intensificación del ataque ruso contra Ucrania ha obligado a cientos de miles de personas a abandonar el país en los últimos seis días, en lo que un funcionario de las Naciones Unidas pronosticó que podría convertirse en la “crisis de refugiados más grande” de Europa “en este siglo”.
La agencia de refugiados de la ONU informó que más de 874.000 personas han huido de Ucrania desde que empezó la invasión rusa la semana pasada, y esa cifra está “aumentando exponencialmente”, encaminándose a cruzar la marca del millón el miércoles.
Más de la mitad de esos refugiados —casi 454.000— se han ido a Polonia, mientras que más de 116.300 han ingresado a Hungría y más de 79.300 han cruzado hacia Moldavia. Otros 67.000 han escapado a Eslovaquia, y unos 69.000 se han dirigido a otras naciones europeas.
Aunque la mayoría de los que huyen son adultos sanos que deciden afrontar viajes largos y a veces peligrosos para ponerse a salvo ellos y sus familias, otros están a merced de sus cuidadores para sacarlos del peligro.
“Estos niños necesitan mucha atención, padecen enfermedades y requieren cuidados especiales”, comentó Leonidovna.
Bajándose del tren en grupos de 30, los niños —también del orfanato Darnytskyy en Kiev_, fueron escoltados a autobuses que esperaban llevarlos a Opole, en Polonia, donde serían acomodados y continuarían recibiendo cuidados.
“Son 216 personas en total, los niños y sus cuidadores”, dijo Viktoria Mikolayivna, subdirectora del orfanato Darnytskyy.
El frío que se apoderó de Europa del Este el miércoles hizo que las condiciones fueran aún más difíciles para los que huyen a los países vecinos de Ucrania.
En la zona fronteriza de Palanca en el sur de Moldavia, país que comparte una larga frontera con Ucrania, las temperaturas rondaban el punto de congelación y un manto de nieve recién caída cubría el suelo.
Madres con niños pequeños llegaron envueltas en mantas y ropa, pero las bajas temperaturas han empeorado aún más una situación que ya era desesperada.
Julia, una madre de 32 años con un hijo de 3, intentó calmar a su pequeño, que ardía de fiebre. Se sentía impotente, dijo, pero está orgullosa de haber tomado la decisión de ayudar a su familia.
“Gracias a Dios puedo proteger a mi familia, pero no quería dejar mi país. Pero tenía que encontrar otra forma de proteger a mi familia”, comentó a The Associated Press.
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Los periodistas de The Associated Press Stephen McGrath y Renata Brito en Siret, Rumania, y Helena Alves en Palanca, Moldavia, contribuyeron a este despacho.