Vistos desde París, Londres y Washington, los acontecimientos que se desarrollan en Ucrania pueden parecer una nueva Guerra Fría que se está gestando en Europa, pero desde los países bálticos, se ven mucho peor.
¿Países bálticos?
Los países bálticos son conocidos asó porque rodean el mar Báltico, unos tienen costa báltica en su totalidad y otros solo una porción. Estonia, Letonia, Lituania, Finlandia y Polonia, tienen costa báltica en su totalidad; mientras Suecia, Alemania, Dinamarca y Rusia únicamente tienen una porción. En el caso de Rusia, solamente Kaliningrado y Leningrado tienen acceso al mar Báltico.
La hostilidad de Rusia hacia Ucrania tiene muy preocupados a algunos estonios, letones y lituanos —sobre todo a los que tienen la edad suficiente para haber vivido bajo el control soviético—por la posibilidad de ser los próximos objetivos del Kremlin. Las tensiones que precedieron al ataque del jueves les trajeron recuerdos de las deportaciones masivas y la opresión.
Anécdotas de guerra
“A mis abuelos los enviaron a Siberia. Mi padre fue perseguido por la KGB. Ahora vivo en un país democrático libre, pero parece que no se puede dar nada por sentado”, lamentó Jaunius Kazlauskas, un maestro de 50 años que reside en Vilna, la capital de Lituania.
El ataque ruso a Ucrania envió ondas de choque a través de los países bálticos. El presidente de Lituania declaró el estado de emergencia y Letonia suspendió las licencias de transmisión de varias estaciones de televisión rusas acusadas de difundir desinformación y propaganda.
Los tres países bálticos fueron ocupados y anexados por Josef Stalin durante la Segunda Guerra Mundial, y solo recuperaron su independencia con la desintegración de la Unión Soviética en 1991. Ingresaron a la OTAN en 2004, poniéndose bajo la protección militar de Estados Unidos y sus aliados occidentales. Ucrania no forma parte de la OTAN.
Junto con Polonia, otro miembro de la OTAN, los pequeños países bálticos han estado entre los defensores más ruidosos de que se apliquen sanciones más severas contra Moscú y de que la OTAN refuerce el flanco oriental de la alianza.
Conflicto Rusia-Ucrania
En las últimas semanas, los líderes de los gobiernos bálticos viajaron a las capitales europeas, donde exhortaron a Occidente a hacer que el presidente ruso, Vladimir Putin, pague por atacar a Ucrania, o de lo contrario sus tanques seguirán avanzando hacia otras partes del antiguo imperio soviético.
“La batalla por Ucrania es una batalla por Europa. Si Putin no es detenido allí, irá más lejos”, advirtió la semana pasada el ministro de Relaciones Exteriores de Lituania, Gabrielius Landsbergis, durante una conferencia de prensa conjunta con el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin.
Aunque Putin no ha expresado públicamente ninguna ambición de reafirmar el control ruso sobre los países bálticos, muchos estonios, letones y lituanos temen que quiera recuperar influencia en todas las antiguas repúblicas de la Unión Soviética, cuyo colapso describió alguna vez como una tragedia para el pueblo ruso.
En un discurso a principios de semana antes de la intervención militar de Rusia, Putin dijo que Ucrania “no es solo un país vecino para nosotros. Es una parte inalienable de nuestra propia historia, cultura y espacio espiritual”.
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