TORONTO (AP) — El primer ministro canadiense Justin Trudeau declaró el lunes que los poderes de emergencia siguen siendo necesarios a pesar de los avances logrados en despejar a los manifestantes que se oponen a las medidas dictadas contra el COVID-19 y que habían bloqueado calles de la capital y puntos en la frontera con Estados Unidos.
“La situación sigue siendo frágil, sigue existiendo un estado de emergencia” indicó Trudeau.
El Parlamento canadiense votará en las próximas horas sobre si mantener el estado de emergencia. El líder opositor Jagmeet Singh avisó que apoyará el pedido, garantizando suficientes votos para Trudeau.
Trudeau destacó que sigue habiendo camioneros justo en las afueras de Ottawa que podrían estar tramando más bloqueos, y su ministro de seguridad pública señaló que ya hay un esfuerzo en ciernes para bloquear un cruce fronterizo en la Columbia Británica durante el fin de semana.
El estado de emergencia le permite al gobierno prohibir la entrada de personas a ciertas zonas. También le permite a la policía congelar las cuentas bancarias de los camioneros, y le permite a las compañías de grúas remolcar vehículos.
El ministro de Seguridad Pública, Marco Mendicino, afirmó que permitirle a la policía restringir el acceso a ciertas zonas sensibles de Ottawa ha sido sumamente eficaz. Todavía quedan unos 100 puntos de revisión policial.
“Vimos calma, paz y tranquilidad y eso fue por supuesto un gran alivio para todos nosotros”, expresó Mendicino.
Singh, líder del opositor Partido Democrático Nuevo, dijo que se sabe que hay más manifestantes esperando en las afueras de Ottawa y dentro de la capital también.
“Deben ser despejados”, declaró Singh.
Añadió que las fuerzas de seguridad han interceptado varios convoyes de manifestantes.
“Este es un ataque contra nuestra democracia. Se trata de un grupo de personas que claramente tienen vínculos con la derecha extrema”, expresó Singh.
“Los organizadores claramente tienen el objetivo de debilitar a la democracia. Eso es algo que no podemos permitir”, añadió.
Las protestas de los camiones crecieron hasta que bloquearon varios puntos fronterizos con Estados Unidos y varias calles del centro de la capital canadiense, por más de tres semanas.