Cada vez que DeJuana Thompson voltea hacia el otro lado de la calle desde su oficina en Birmingham, Alabama, puede ver un horrendo recordatorio a diario. Ahí, frente a su ventana, se encuentra la Iglesia Bautista de la Calle 16, donde una bomba mató a cuatro jóvenes negras en 1963.
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“Vivir en una época de amenazas de bomba no es nada nuevo para la gente de color”, dijo Thompson, presidenta y directora general del Instituto por los Derechos Civiles de Birmingham.
Casi seis décadas después del ataque perpetrado por el Ku Klux Klan, el FBI ahora investiga las amenazas de la semana pasada en contra de al menos 17 universidades y facultades históricamente negras en todo Estados Unidos. Thompson señaló que las amenazas exponen la necesidad de enseñarles a las nuevas generaciones la historia de los actos de violencia en contra de las personas de color para que las lecciones del pasado puedan aplicarse al presente.
El FBI dijo hay más de 20 oficinas de campo involucradas en la pesquisa por crímenes de odio, la cual es de “la más alta prioridad”. Los investigadores han identificado a por lo menos cinco “personas de interés”, dijo un funcionario policial a The Associated Press. El funcionario habló bajo condición de anonimato al no estar autorizado para discutir detalles de la investigación.
En uno de los casos, una persona llamó por teléfono a la Universidad Bethune-Cookman, en Florida, y se identificó como miembro del grupo neonazi Atomwaffen Division. Dijo que había siete bombas ocultas en bombas, según el jefe del Departamento de Policía de Daytona Beach, Jakari Young.
Los campus universitarios están considerados como un “blanco fácil”, pero “no son tan fáciles como solían serlo”, dijo Robert McCrie, profesor en la Facultad de Justicia Penal John Jay en Nueva York. Tradicionalmente, las universidades son de fácil acceso al público, pero muchas reforzaron su seguridad después de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. Ahora, se requiere presentar identificaciones con fotografía para poder ingresar a los edificios y demás instalaciones del campus, declaró.
A pesar de que no se encontraron dispositivos en las escuelas que recibieron amenazas la semana pasada, “la gente de color no tiene el privilegio de pensar que no es una situación real”, dijo Lance Wheeler, director de exhibiciones en el Centro Nacional por los Derechos Civiles y Humanos en Atlanta.
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Las amenazas de bomba en contra de las instituciones negras están sumamente arraigadas en la historia de Estados Unidos. En Alabama, las personas solían referirse a Birmingham como “Bombingham” debido al alto número de explosiones y amenazas que hubo en el lugar, comentó Thompson. Una de las múltiples víctimas fue el reverendo Fred Shuttlesworth, un líder por los derechos civiles cuya casa resultó dañada cuando explotaron 16 cartuchos de dinamita fuera de la ventana de su alcoba en la Navidad de 1956. Cuando un miembro del KKK le sugirió que se fuera de la ciudad, Shuttlesworth respondió que “no me salvaron para huir”, relató el representante federal John Conyers ante el pleno del recinto después de la muerte de Shuttlesworth en 2011.
“La manera en que él respondió entonces es la manera en que responderemos ahora”, comentó Thompson. “No toleraremos estos crímenes de odio, no toleraremos la intimidación y no nos moverán”.
La bancada legislativa bipartidista de Universidades y Facultades Históricamente Negras (HBCU por sus iniciales en inglés) emitió un comunicado sobre las más recientes amenazas de bomba, en el cual se recordó las protestas contra la segregación racial de 1969 en la Universidad North Carolina A&T y que provocaron una respuesta armada de la policía y la Guardia Nacional.
Durante las protestas, un estudiante murió, decenas resultaron heridos y más de 300 personas fueron arrestadas luego de registrarse un tiroteo desde las instalaciones del campus. Las manifestaciones ocurrieron después de que cuatro hombres negros —conocidos posteriormente como Los Cuatro de Greensboro— se sentaron en protesta una cafetería exclusiva para blancos.
“Sabemos por la historia que, a pesar de las amenazas externas, las HBCU son instituciones fuertes que persistirán ante todas las formas de adversidad”, aseguró el comunicado.
Universidades en Arkansas, Delaware, Florida, Georgia, Kentucky, Luisiana, Maryland, Mississippi y otros estados en donde se recibieron amenazas la semana pasada ya reanudaron sus operaciones. Pero muchas siguen preocupadas sobre futuras amenazas y las labores para procesar a los responsables.
Maurice Mitchell, director nacional del Partido de Familias Trabajadoras y estratega para el Movimiento por las Vidas de los Negros dijo que las amenazas en contra de las HBCU y las instituciones negras independientes se deben a que representan independencia y fortaleza para los afroestadounidenses, y ello es una amenaza a la ideología de los supremacistas blancos.
“La simple existencia de las escuelas negras, iglesias negras, organizaciones políticas negras y negocios negros es una amenaza”, subrayó. “Vemos un repunte de estos ataques como represalias a la resistencia negra, al ejercicio del poder político negro, la influencia de los movimientos sociales negros”.
Los ataques son la forma de “infligir miedo en las comunidades que intentan obtener su libertad”, puntualizó Wheeler.
El impacto del voto de la comunidad negra en las elecciones pasadas se dejó sentir en las urnas, como fue el caso en Georgia donde dos bancas del Senado pasaron a manos de demócratas, incluyendo la elección de Raphael Warnock como el primer senador negro en representar al estado.
Y el movimiento Black Lives Matter ha encabezado las protestas a nivel nacional en contra de la violencia e injusticia policial, lo que ha resultado en condenas por homicidio en contra de los hombres que asesinaron a Ahmaud Arbery en Georgia y a George Floyd en Minneapolis.
Existe una “cultura de temor a la independencia negra, a que los negros construyamos nuestras propias instituciones, nuestro propio poder y fijemos nuestro propio rumbo político, económico. Siempre hay intentos por reprimir esto, y pienso que es lo que está ocurriendo en estos momentos”, dijo Mitchell. “La mejor manera de desafiar a estos supremacistas blancos y es mantenernos firmes e invertir en las HBCU a largo plazo y fortalecerlas como instituciones”.
El presidente de la National Urban League, Marc Morial, dijo que las más recientes amenazas de bomba son “parte del venenoso árbol del odio” y las colocó en la misma categoría que las propuestas legislativas que reprimirían los derechos al voto, la insurrección del 6 de enero en el Capitolio federal, al aumento en los crímenes de odio y a las repercusiones contra la acción afirmativa.
“El terrorismo siempre trata de crear discordia, de crear descontento y miedo, trata de perturbar a la sociedad”, comentó Warren Eller, quien también es catedrático en John Jay.
Tony Allen, presidente de la Universidad Estatal de Delaware, dijo que los estudiantes y miembros de la comunidad no deben permitir que las amenazas perturben sus espacios. Al compartir el mensaje de Thompson, Allen escribió una carta a la comunidad universitaria poco después de que se recibiera una amenaza de bomba contra el campus.
“A los abusadores, a aquellos que siembran el miedo, les digo esto: ‘No nos moverán’”, subrayó.
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Mumphrey reportó desde Phoenix. Está en Twitter como @cheymumph
Martin reportó desde Atlanta y Michael Balsamo desde Nueva York.