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’Vivienda y ciudad post COVID-19’, por Jorge Sánchez Herrera

“Si algo nos está revelando esta cuarentena es el enorme valor que existe en la necesidad de moverse poco, precisamente porque se tiene cerca lo necesario, en el mismo barrio”.

0043242376 DEPARTAMENTOS EN COMAS. (DIANA CHAVEZ/GESTION)

Por Jorge Sánchez Herrera – Nómena Arquitectura – Arquitecto/Urbanista jorge@nomena-arquitectos.com

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Tengo alergia al término ‘ratoneras’. No porque crea que la vivienda formal que hemos hecho recientemente sea un ejemplo a seguir, sino porque la repetición de este discurso (que muchas viviendas nuevas son muy pequeñas, como ‘ratoneras’) ha calado durante mucho tiempo, tanto en una parte de la población como en los gobernantes de algunos distritos, resultando en ordenanzas que exigen áreas mínimas (ridículas) a los departamentos (ejemplo: 90m2 para un dormitorio).

¿Cambiará el interior de la vivienda luego de esta pandemia? Seguro que sí. En estos días, muchos debemos haber imaginado alguna ‘remodelación’ para nuestras casas. Los cambios internos tendrán que ver con la eliminación de espacios que hoy vemos subutilizados. Pienso en los baños ‘de visita’ o en esas ‘áreas de servicio’ que los promotores suelen ofrecer por defecto. También con una vivienda más flexible o adaptable. No una a la que se le muevan los muros como si de un ‘transformer’ se tratase, sino una vivienda con espacios que permitan ser utilizados de distinta manera, interpretados según cada momento en la vida de sus habitantes.

¿Deberá crecer en tamaño? Realmente espero que no. Porque, como he sostenido muchísimas veces, el tamaño de la vivienda está íntimamente ligado a su costo y, por tanto, a la población que puede acceder a ella. Más grande es más cara y son menos quienes la pueden pagar. Aquel que crea que ‘inflando’ el tamaño de un departamento está impidiendo que las personas vivan hacinadas, está logrando justamente el efecto inverso; es decir, que menos personas vivan dignamente en un lugar con acceso a servicios y transporte masivo. Y si algo nos está revelando esta cuarentena es el enorme valor que existe en la necesidad de moverse poco, precisamente porque se tiene cerca lo necesario, en el mismo barrio.

Así como la vivienda, la ciudad también tendrá que ser flexible y adaptable con sus espacios. Anne Hidalgo, la alcaldesa de París, la ha llamado ‘Ciudad de 15 minutos‘, haciendo referencia al tiempo máximo que uno debería desplazarse. Hidalgo propone cambiar los espacios de estacionamientos públicos en superficie por áreas de esparcimiento, abrir la infraestructura de los colegios (piscinas, auditorios, bibliotecas, losas deportivas) para que sea utilizada por la comunidad fuera del horario escolar. Lo mismo con las salas de la alcaldía, que pretende abrir como salas de estudio.

En esencia, la ciudad debe ser adaptable y multipropósito en todas sus escalas, empezando por su unidad mínima (la vivienda). Así como esta epidemia no hará que las ciudades se (des)densifiquen o comiencen a expandirse infinitamente, tampoco hará que las viviendas crezcan en tamaño. Espero, eso sí, que en el futuro se valore el mejor diseño de su distribución interior.

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