Christian Amarillo es un joven argentino de 26 años que se animó a compartir, a través de Facebook, una emocionante carta de carácter privado en la que explicó el enorme esfuerzo que hicieron sus padres para que él pudiera graduarse de ingeniero químico en la Universidad Nacional del Sur de Argentina.
Sin embargo, todo cambió cuando una compañera suya, bastante conmovida al leer el texto, le preguntó si la habilitaba para difundirla públicamente por las redes sociales. Poco tiempo después, la carta se haría viral al punto de ser compartida por más de 10 mil usuarios en Facebook.
El ahora ingeniero, que estudió durante ocho años, asegura que antes de convertirse en profesional tuvo que ser muchas otras cosas.
En la carta, además de agradecer incontables veces a sus papás, Christian da las gracias a su club de barrio por permitirle entrenar durante 11 años sin cobrarle la cuota y pagarle el transporte para poder ir a los partidos, a sus amigos de la escuela y la universidad, y a la Fundación Cecilia Grierson, que fue la que le otorgó la beca para poder estudiar gracias a un programa de beneficio estudiantil que promueve la promoción de graduados en química.
LA CARTA COMPLETA:
‘Soy la bolsa de pan con mermelada que me daban las porteras al terminar la escuela para que me lleve a mi casa. Soy el club de barrio que me permitió entrenar básquet durante 11 años sin cobrarme cuota social y pagándome el transporte para pueda ir a los partidos. También soy los botines de fútbol 5 que usaba de niño para jugar al básquet por no tener otras zapatillas’, inicia la publicación del joven que acumula miles de reacciones en Facebook.
‘Soy ropa prestada de mis amigos para salir a bailar. Soy las actividades que hicieron mis compañeros del secundario para pagarme el viaje de egresados. Soy el bullying que sufrí en a la adolescencia por tener la piel más oscura que el resto. Soy los 30 kilómetros en bicicleta que hacia mi viejo todos los días para ir a dos trabajos por migajas de pan. Soy el dolor de espalda que hoy siente por las noches por tener que seguir laburando a pesar de su hernia de disco, soy también sus calambres’, continúa.
‘Soy los inventos de mi mamá para que un arroz blanco sea el plato más delicioso del mundo. Soy la preocupación de ella cuando de pibe llegaba tarde a casa, y también su ocupación para que yo siga estudiando a medida que fui creciendo. Soy el hambre que pasaron muchas veces los dos, para que yo y mis hermanos comiéramos la poca comida que había’, sigue.
‘Soy la beca que me dio la oportunidad de ir a la Universidad. Soy carpetas prestadas. Soy el tiempo que me regalaron mis amigos preparándome para que llegue bien a un examen. Soy horas en la sala de lectura. Soy un machete que hizo que mucha gente me prejuzgue. Soy quienes me buchonearon antes de advertirme que no lo haga. Soy mis uñas comidas por el miedo y la ansiedad de no llegar a terminar la carrera’, escribió el ahora licenciado.
‘Para hoy ser ‘licenciado’, primero tuve que ser todas las otras cosas. Por eso hoy disfruto mucho serlo, porque es muy difícil llegar, y porque a mí particularmente me ha costado un montón. Que venga lo sea, porque estoy preparado’, finaliza.
La carta se viralizó rápidamente en **Facebook**, en donde acumula hasta el momento con más de 18 mil reacciones y 1900 comentarios.
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