La crometofobia es capaz de causar importantes episodios de ansiedad y miedo irracional ante la idea, exposición o anticipación de gastar dinero, lo que puede generar miedo excesivo a llevar dinero, aunque puede extenderse también al miedo a llevar tarjetas u objetos de valor.
Entre sus síntomas más representativos y que hay que tomar en cuenta para saber que se hace presente, se destacan los problemas físicos como náuseas, escalofríos, temblores, aturdimiento, dolor de pecho, sudoración excesiva, dificultad para respirar, aceleración de la frecuencia cardíaca y constante estado de alarma.
Cabe destacar que todos estos síntomas provocan un deterioro significativo en el funcionamiento del individuo, en distintos ámbitos del desarrollo vital: social, familiar, laboral, académico.
8 tips para derrotar la crometofobia
- Reestructuración cognitiva: consiste en la identificación y alteración de pensamientos no racionales que generan ansiedad.
- Terapia de exposición: se incrementa de modo paulatino el contacto del sujeto con el dinero, hasta que la sensación de miedo se atenúe.
- Terapia de modelamiento: como ejemplo a seguir, se muestra el comportamiento exitoso de otras personas frente a la situación que causa temor.
- Exponerse poco a poco a los gastos: llevar en el bolsillo una pequeña cantidad de efectivo que se pueda usar para hacer una compra insignificante.
- Buscar apoyo social: hablar con amigos y familiares de confianza. Compartir las preocupaciones con ellos y aceptar la ayuda y el apoyo emocional que quieran brindar.
- Recibir educación financiera: este tipo de formación ayuda a administrar mejor el dinero, lo cual permitirá disminuir la ansiedad al familiarizarnos con él y con el modo correcto de emplearlo.
- Definir metas económicas pequeñas: fijarse objetivos a corto plazo que sean alcanzables, posibles y pequeños. Por ejemplo, usar un poco de nuestros ahorros para hacer un regalo a alguien en especial.
- Practicar técnicas de relajación y mindfulness: la meditación, el yoga, la respiración diafragmática y la relajación muscular progresiva son algunos de los recursos que resultan útiles para atenuar la ansiedad.