Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los problemas cardíacos y enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en el mundo, con un aproximado de muertes por año de 18 millones de personas. Además de los factores de riesgo naturales como la edad o antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular, el tabaquismo, consumo de alcohol, sedentarismo y mala alimentación son otras de las causas principales.
Cuando se es niño/a y adolescente esta problemática también puede hacer acto de presencia, variando las manifestaciones clínicas con respecto a la gravedad. Es por ello, la gran importancia de saber reconocer las primeras señales y detectar a tiempo la patología para así comenzar rápidamente el tratamiento pertinente y evitar un mal mayor que lamentar.
Señales que no deben pasar por alto
Los niños con problemas cardíacos tienden a presentar dificultades en el diagnóstico y tratamiento, además, existe una gran posibilidad que al detectarse, el seguimiento médico puede ser necesario durante toda la vida. Existen otros ejemplos en el que la afección requiere intervención quirúrgica que puede ser necesaria en la etapa de la primera infancia y hasta incluso, hay casos donde se debe corregir en el periodo neonatal.
Entre las señales más importante que se deben prestar atención si es recurrente se destaca:
- Fatiga durante la lactancia.
- Dificultad respiratoria al realizar esfuerzos.
- Cianosis (coloración violácea).
- Infecciones respiratorias recurrentes.
- Dificultad para aumentar de peso.
- Sudoración excesiva.
Cuando se trata de cardiopatía congénitas estas pueden alterar el proceso de crecimiento, así como el desarrollo motor, cognitivo y neurológico. También se pueden observar cambios en el comportamiento, déficit de atención e hiperactividad, por ello, el mantenimiento de la salud de niños requiere de la atención personalizada de los especialistas en cardiología para controlar y sobre todo mejorar de la calidad de vida de los afectados.