A nivel visual, las cejas tienen un peso importante en el rostro. No solo se encargan de gran parte de la expresividad, también le aportan una gran dosis de armonía a la cara, por estos entre otros motivos es importante darles el mimo que se merecen.
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Existen un sinfín de tratamientos para hacerlas lucir pobladas e hidratadas, pero hay uno natural que no tiene competencia en cuanto a efectividad. Es el aceite de ricino, un truco que ha transcendido de generación en generación y que sigue marcando pauta en el mundo de la belleza.
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Aceite de ricino para las cejas
Este aceite es ideal tanto para estimular el crecimiento de las cejas, tanto para evitar su caída. Su alto contenido de ácido ricinoleico se ha convertido en el aliado de quienes tienen las cejas poco tupidas o con espacios vacíos, pues además de estimular la salida de pelo también hace que este crezca fuerte.
Entre otros de los beneficios está la hidratación que aporta. Tanto las cejas como las pestañas pueden gozar de este poder para evitar la resequedad producto del frío invernal o a causa de alguna patología.
Cabe destacar que además de hacer lucir las cejas brillantes, el aceite de ricino es perfecto para darles una bonita forma sin necesidad de utilizar ceras y otros productos para peinarlas. Y lo mejor de todo es que está libre de compuestos y químicos siempre y cuando compres uno con fines cosméticos.
Para usarlo primero debes limpiar tu rostro, y con un cepillito para peinar cejas aplicar el aceite de ricino. Lo ideal es que sea por las noches para aprovechar su máximo absorción, eso sí al despertarte lo primero que debes hacer es enjuagarlo con agua tibia y limpiador facial. En cinco o seis semanas empezarás a ver resultados y no podrás creerlo.