Cada vez son más las personas que buscan alternativas naturales para la piel, como la sábila y el apio. La cúrcuma no es tan conocida como las dos anteriores, pero quienes la han probado no se arrepienten de haberla incluido en su rutina de salud y belleza.
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Esta planta medicinal también conocida como turmérico, es más famosa por su uso en la cocina, como colorante natural o especia; pero son tantos sus poderes que hay quienes la utilizan para preparar té -llamado leche dorada-, como mascarilla casera y hasta exfoliante.
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El poder de la cúrcuma
Son inagotables los beneficios de la cúrcuma en la piel y uno los principales es que unifica el tono, por lo que es una de las tantas opcionales naturales a las que podemos acudir para combatir las manchitas y hasta marcas de acné.
Otro de los grandes poderes de la cúrcuma es el brillo que le aporta a piel gracias a la estimulación de circulación, lo que colabora directamente con la regeneración de las células. Para quienes sufren de acné, esta planta es ideal por ser un fuerte antioxidante que además regula el exceso de sebo.
La cúrcuma combate el envejecimiento prematuro. Su poder de producción de colágeno y elastina garantiza que la piel se mantenga suave, firme y sin señales de líneas de expresión. Aunque eso no es todo, sus propiedades antinflamatorias son claves para deshacerse de las temidas ojeras, que no siempre aparecen como señal de mal dormir.
Antes de recurrir a la cúrcuma como mascarilla lo ideal es tomarla en té para favorecer principalmente nuestro organismo y luego ver sus maravillosos beneficios reflejados en nuestra piel.