Lavarse o limpiarse la cara parece bastante básico, pero todos consideramos omitir este paso de vez en cuando o tal vez simplemente no lo recordamos. Si eso sucede, y no te limpias la cara, ¿es realmente un problema? La respuesta es sí, a continuación, te dejamos cinco razones por las que debes ser disciplinado con tu skincare.
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La limpieza de tu cutis elimina las impurezas que se adhieren a tu rostro durante todo el día. Estas son esencialmente partículas contaminantes, polvo y polen que, aunque no las veamos a simple vista, están allí, por lo que es la primera razón por la no hay que minimizar la importancia del aseo.
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¿Por qué limpiar el cutis diariamente?
La piel produce un aceite llamado sebo, con el fin de formar una barrera protectora. Este, junto a la suciedad y otras impurezas, son expulsados de los poros para limpiarlos naturalmente y que no sigan obstruidos. ¡Sí! Es el acné severo. Una acumulación excesiva de suciedad puede hacer que los folículos se bloqueen, atrapando aceite, sudor y células muertas de la piel, afectando la dermis.
Limpiar la piel del rostro es un hábito imprescindible para tener una cara joven y llena de vida. No cuidarla puede afectar su apariencia, lo que podría llevar también afectar la confianza en sí mismo. Cuando cuidas tu piel adecuadamente, los resultados pueden ser sorprendentes: una piel radiante y joven.
Saber utilizar productos para el cuidado de la piel es clave para la rutina de skincare. La piel realmente limpia es la mejor base para aplicar todos sus otros productos de tratamiento facial. No solo tu piel se verá genial, sino que estos penetrarán mejor y podrá absorber el componente activo.
Evita las arrugas prematuras. Por la noche mientras dormimos, las células se regeneran mucho más rápido, haciendo frente a las agresiones que ha sufrido durante el día. Es importante preparar la piel todas las noches, para que el ciclo se lleve a cabo correctamente; en la mañana también es recomendable realizar una limpieza para eliminar el exceso de grasa producida en el periodo de descanso, devolviéndole su luminosidad.
La regla general dice que con dos lavados al día son más que suficientes. Si se limpia la cara con demasiada frecuencia, la piel puede secarse o irritarse. Eso sí, si haces alguna actividad física, incluye una tercera limpieza posterior para eliminar el sudor.