La avena es el cereal más conocido en el mundo por sus múltiples beneficios en la salud. Actualmente, es el alimento preferido por los vegetarianos, atletas, culturistas, pacientes y aquellos que quieran adelgazar para cambiar su apariencia física. Pero ¿cuál es la mejor forma de consumirla para aprovechar sus nutrientes?
Este alimento es muy completo y supera a otros cereales por su aporte de proteínas, grasas saludables, aminoácidos y buenas cantidades de vitaminas y minerales. Además de contribuir a la reducción de los índices de colesterol, controla la glicemia al estimular la función del páncreas, fortalece la musculatura y previene los trastornos digestivos.
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Un estudio de la Escuela Pública de la Salud de la Universidad de Harvard señala que la avena cruda aporta hasta 26% de su contenido en betaglucano, a diferencia de la avena cocida que solo proporciona el 9 por ciento. Este polisacárido estimula las defensas del sistema inmunitario y ayuda a destruir las células cancerosas.
Entre las propiedades de la avena cruda se encuentra su poder antidepresivo y ayuda a reducir la fatiga. Mientras que al ingerirla cocida, con agua o leche, aporta energía al organismo gracias a sus vitaminas B6, B5 y vitamina E, también minerales como hierro, selenio, manganeso y cobre, además de aminoácidos esenciales.
Su alto contenido en fibra soluble beneficia a las personas con diabetes, debido a que favorece la digestión del almidón estabilizando los niveles de azúcar, sobre todo después de comer. Tan solo 30 gramos de avena son una buena fuente de fibra, con aproximadamente 3.2 gramos que equivalen a más del 10% del Valor Nutrimental de Referencia.
Posee una gran versatilidad culinaria. Ya sea en el desayuno, el almuerzo o la cena, la avena es un ingrediente estrella en una infinidad de platos nutritivos y de fácil preparación.