Isaac Newton fue un reconocido físico y matemático inglés, popular por el presunto relato de la manzana que cayó sobre él y como esto llevo a la ley de gravedad. Sin embargo, Newton no solo se habría dedicado a estas múltiples ramas de la ciencia por las que se le conoce sino que, además, también podría haber sido profeta.
Existe una teoría del reconocido científico sobre el fin del mundo (así como muchos otros profetas han hablado del mismo tema), profecía que fue revelada por la Universidad Hebrea de Jerusalén y ahora la prensa a difundido.
Según el estudio de la teoría, que se basó e interpretó en el testamento más antiguo de la Biblia, el fin del mundo y la segunda venida de Cristo serían en el año 2060, lo que significa que, según los cálculos de Newton, al mundo le quedan 37 años.
Newton desarrolló su teoría hace más de 300 años, sin embargo, no fue la única indagación religiosa que él llevó a cabo, como el caso del conocido trabajo titulado ‘Observaciones sobre las profecías de Daniel y Apocalipsis de San Juan’.
Según el diario El País, Newton se habría basado en citas sobre el libro de Daniel y hecho cálculos matemáticos para determinar el porqué de este evento catastrófico pasaría en el año ya mencionado. Estas fueron las siete razones:
- Los 2.300 días proféticos no comenzaron antes del surgimiento del cuerno pequeño del Caballo.
- Esos días no empezaron después de la destrucción de Jerusalén y el Templo por los romanos en el año 70.
- Los tiempos y la mitad de los tiempos no comenzaron antes del año 800, en el que comenzó la supremacía de los Papas.
- No comenzaron después del reinado de Gregorio VII en 1.084.
- Los 1.290 días no comenzaron antes del año 842.
- No comenzaron después del reinado del papa Greg. 7. 1084
- La diferencia entre los 1.290 y 1.335 días son una parte de las siete semanas.
Así que, teniendo en cuenta dichas justificaciones, “los tiempos y el medio tiempo no terminan antes de 2060″.
“(El manuscrito) nos revela que Newton se esforzó en descifrar lo que él consideraba que eran conocimientos secretos, conocimientos codificados en las escrituras sagradas de culturas antiguas y de otros archivos históricos”, explicó Yamima Ben Menahem, comisaría de la exposición de la Universidad Hebrea de Jerusalén en entrevista con El Universal.