Christopher Palmer es un científico de Harvard especializado en psiquiatría y neurociencia, que lleva décadas investigando la conexión que existe entre la salud física, mental y cerebral.
Gracias a sus descubrimientos ha dado con los 5 hábitos que mejoran la salud y garantizan que tengamos más energía a medida que envejecemos.
Realizar actividad física regularmente
Practicar alguna actividad física durante al menos 45 minutos, de 3 a 5 días a la semana, es lo que recomienda el neurocientífico. Esta actividad puede ser la práctica de algún deporte o ejercicio, como andar en bicicleta, correr, nadar, levantar pesas, entre otros.
Ir a terapia
La psicoterapia ayuda a que las personas comprendan quiénes son y lo que quieren en la vida, por consiguiente, los ayuda con su crecimiento personal y salud emocional, puntos vitales a la hora de mantener la energía.
Para Christopher Palmer, cuidar de la salud mental es tan importante como cuidar de la salud física, por ello alaba los beneficios de la psicoterapia que se enfoca en las relaciones, la empatía, las habilidades sociales o la mejora de las habilidades cognitivas, ya que, de este modo, se “fortalecen los circuitos cerebrales que han estado subdesarrollados”.
No tomar alcohol
Durante la pandemia, Christopher Palmer decidió dejar de tomar alcohol durante todo un mes, y a las semanas notó mejoras en el sueño y en su rendimiento.
Antes tomaba, aunque sea una copa de vino en las noches, pero al ver los beneficios que le produjo no tomarlo, tomó la decisión de dejar el alcohol por completo.
Limitar la ingesta de carbohidratos
Una buena alimentación, además de prevenir la obesidad y la diabetes, y mejorar la salud del corazón, también tiene profundos efectos en el cerebro. De hecho, el científico de Harvard logró revertir el síndrome metabólico que padecía, con una dieta baja en carbohidratos.
Recomienda la ingesta de huevos en el desayuno, y en el resto del día, verduras, frutas y una buena cantidad de pescado, aves o carne.
Dormir un mínimo de 8 horas
No recomienda dormir menos de 7 horas cada noche, pues la falta de sueño produce un deterioro cognitivo que eleva el riesgo de padecer Alzheimer, además, de que afecta el estado de ánimo y contribuye a la depresión.
Cuando se duerme, el cuerpo entra en un estado denominado ‘descanso y reparación’, y en el cerebro se producen muchos cambios en las neuronas que tienen un rol importante en el aprendizaje y retención de la memoria.
Cuando no se duerme las horas necesarias, el neurocientífico resalta que las células pueden empezar a deteriorarse y a funcionar mal.