El telescopio espacial James Webb ha tenido una gran recepción de parte de científicos, astrónomos y aficionados al espacio debido a las coloridas imágenes que ha capturado desde hace varias semanas, pero eso no significa que el Hubble haya quedado en el pasado. De hecho, esto es todo lo contrario ya que hace pocos días logró capturar una imagen de la Nebulosa de Orión que dejó impresionados a los expertos.
El nuevo “juguete” de la NASA ha recibido muchos elogios últimamente, en especial luego de que pudiera captar varias imágenes a todo color de galaxias, constelaciones y otras formaciones estelares que en contraposición con el Hubble son mucho más detalladas. Sin embargo, el viejo telescopio aún sigue siendo tan importante como la nueva adquisición.
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A través de sus redes sociales y de su portal web, la NASA ha compartido una impresionante toma de la Nebulosa de Orión capturada por el telescopio Hubble, la región de formación estelar más cercana a la Tierra. Pero no se trata de una imagen regular sino de una sumamente artística ya que parece sacada de un museo de arte abstracto.
Como si fuera una pintura de acuarela, el telescopio Hubble presenta un vibrante paisaje nuboso que existe en el territorio que rodea el objeto Herbig-Haro HH 505 en un rincón remoto de la Nebulosa de Orión a unos 1000 años luz de la Tierra, según un comunicado de la NASA y la Agencia Espacial Europea, que operan el observatorio.
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Los objetos Herbig-Haro son nubes brillantes alrededor de estrellas infantiles. Tales estrellas recién nacidas pueden expulsar vientos estelares violentos o chorros de gas ionizado que se mueven rápidamente, lo que puede crear ondas de choque celestiales cuando colisionan con gas y polvo cercanos. Estas reacciones hacen que se produzcan las ondas y colores mostrados en la fotografía.
Esta última foto del Hubble es más que un recordatorio de lo intrigante y sorprendente que puede ser el espacio, y también para dejar claro que el telescopio aún tiene bastante vida útil. Puede que los detalles mostrado en la imagen no sean tan intrincados como los capturados por el James Webb, pero aún así proporcionan muchos datos para que los astrónomos los revisen y estudien.