Investigación explica porque unas zonas del cuerpo son más sensibles que otros

El estudio ayuda a detectar anomalías táctiles por algunos trastornos neurológicos

Una nueva investigación científica desarrollada en los Estados Unidos determinó que en la etapa de la adolescencia el cuerpo humano logra desarrollar en el tronco cerebral un funcionamiento que logra encontrar la explicación del porqué unas zonas del cuerpo son más sensibles que otros.

El hallazgo estadounidense fue exactamente por la prestigiosa Universidad de Harvard y publicada recientemente por la revista Cell.

Zonas más sensibles

El estudio explicó que son los labios y las manos las zonas mas sensibles del cuerpo humano, convirtiéndose en partes primordiales para poder distinguir los detalles más difíciles de apreciar. Esta habilidad es clave ya que permite navegar con seguridad por el entorno y comprender las situaciones nuevas e inesperadas.

Cerebro y neuronas sensoriales

La Universidad de Harvard informó que el experimento fue realizado en ratones, en lo que se demostró que la sobrerrepresentación de las superficies sensibles de la piel en el cerebro se desarrolla en la adolescencia temprana y se puede identificar en el tronco encefálico. Éstas forman más conexiones que las neuronas en las partes menos sensibles del cuerpo.

David Ginty, profesor de neurobiología en la Escuela de Medicina de Harvard y dijo autor principal del hallazgo indicó que “este estudio proporciona una comprensión mecanicista de por qué se dedica más espacio cerebral a las superficies de la piel con alta agudeza al tacto. Básicamente, es un mecanismo que ayuda a explicar por qué uno tiene una mayor agudeza sensorial en las partes del cuerpo que lo requieren”.

Aunque el estudio se realizó en ratones, se determinó que la sobrerrepresentación de las regiones sensibles de la piel en el cerebro se puede presentar en todos los mamíferos, lo que sugiere que el mecanismo puede ser generalizable a otras especies. Los mamíferos tienen formas corporales mucho más variadas, lo que se traduce en sensibilidad en diferentes superficies de la piel.

Brendan Lehnert, coautor de la investigación, concluyó sobre la importancia del descubrimiento. “Los hallazgos, algún día, podrían ayudar a iluminar las anomalías táctiles observadas en ciertos trastornos del desarrollo neurológico en humanos. Notamos que había un número bastante escaso de neuronas que inervan la piel sensible en comparación con lo que esperaríamos”.

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