Las uvas son unas frutas muy deliciosas debido a su dulzura, y sumados a su pequeño tamaño, a menudo las personas las suelen consumir en exceso, lo que no resulta nada beneficioso para el organismo.
Esto se debe principalmente a la cantidad de fructosa que contienen, que es el equivalente natural de la azúcar. Por tal motivo, los expertos recomiendan consumir uvas con moderación, ya que el exceso podría provocar malestar estomacal.
No obstante, también han señalo algunos efectos secundarios positivos que pueden producir las uvas en nuestra salud.
Ayuda a conciliar el sueño
La uva contiene una pequeña cantidad de melatonina, una hormona que ayuda a regular el ciclo de sueño. Por lo que resulta conveniente ingerir un puñado de uvas dos horas antes de irse a dormir.
No obstante, si se excede de la cantidad recomendada (media taza o 16 uvas), el nivel de azúcar que aporta al organismo podría interferir con la calidad del sueño.
Mejoran la concentración y memoria
Los compuestos antioxidantes de las uvas ayudan a reducir el estrés oxidativo en el cerebro. Lo que protegerá al cerebro del deterioro cognitivo y la pérdida de memoria consecuencia del envejecimiento.
Además, mejora el flujo de sangre hacia el cerebro, mejorando así la concentración.
También se ha demostrado que gracias al resveratrol, antioxidante presente principalmente en la piel de las uvas, ayuda a reducir el riesgo de padecer Alzheimer, así como también de bajar la inflamación en el cerebro.
Mejora la presión arterial
Como las uvas tienen un alto contenido de potasio y un bajo contenido de sodio, ayudan a equilibrar la presión arterial. Varios estudios han comprobado que el potasio ayuda a reducir la presión arterial, al ayudar con dilatación de las venas y las arterias al mismo tiempo que elimina el exceso de sodio.
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