Única residente en una isla remota recibió un burro de compañía a 10 años de la muerte de su esposo

Nació en la isla de Amorgos, creció en Kinaros y pasó parte de su vida en Kalymnos tras casarse.

A sus 80 años, Irene Rinio, la única habitante de la remota isla griega de Kinaros, encontró recientemente una compañía especial: un burro. Este regalo llegó a su vida el martes 19 de noviembre, marcando un momento de alegría en su tranquila existencia.

El periodista Vasilios Saribalidis compartió la noticia en Facebook, revelando que, tras grandes esfuerzos y la colaboración de amigos, lograron cumplir el deseo de Irene. “El burro que la señora Rinio había pedido ha llegado a su nuevo hogar,” escribió Saribalidis en una publicación traducida del griego.

La isla donde vive es de penas 2 kilómetros cuadrados

Irene, cuyo nombre de nacimiento es Irene Katsotourchi, ha vivido sola en los 2 kilómetros cuadrados de Kinaros desde la muerte de su esposo en 2013. Nació en la isla de Amorgos, creció en Kinaros y pasó parte de su vida en Kalymnos tras casarse. Más tarde, la pareja emigró a Australia antes de regresar a las islas del Egeo.

El burro, ahora su fiel compañero, fue entregado por un equipo que viajó a la isla con un bote equipado para la misión. Las imágenes compartidas por Saribalidis muestran a Irene abrazando tiernamente al animal y posando junto a él y su perro. Este acto de bondad no solo llevó alegría a su vida, sino que también destacó la importancia de las conexiones, incluso en los lugares más aislados.

La historia de Irene resuena con la de Wesley, un perro rescatado en Texas que encontró un hogar amoroso tras haber vivido como un perro callejero. Wesley, un Gran Pirineo de dos años, fue encontrado herido y necesitó atención médica urgente. Gracias al trabajo de Austin Pets Alive! (APA), Wesley pasó de ser un animal desconfiado a convertirse en un compañero leal de una familia. Ambas historias reflejan cómo la compañía de un animal puede transformar vidas.

Para Irene, el burro no solo representa ayuda en su vida diaria, sino también un vínculo emocional en su aislamiento. Para Wesley, el rescate significó una segunda oportunidad y un hogar lleno de amor. En el caso de Irene, su historia también pone en valor la dedicación de quienes hicieron posible este regalo, mostrando que la solidaridad puede llegar incluso a los rincones más alejados del mundo.

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