Miles de devotos esperan con ansias el Día de Santa Rosa de Lima para acercarse al convento y ser testigos de la romería que acompaña a la patrona de América.
Desde distintos rincones del Perú, llegan los fieles para formar parte de las actividades que le rinden honor a la primera santa en recibir el reconocimiento canónico de la Iglesia católica en Latinoamérica.
La visita de sus fervorosos va de la mano con la conmovedora tradición que los congrega en el Pozo de los Deseos, un lugar en el que se forman largas filas para poder dejar una carta en la que las personas vuelcan sus más profundas peticiones.
El mencionado pozo tuvo un gran significado en la vida de la familia Flores de Oliva, pues además de proveerlos de agua, fue allí donde Isabel Flores de Oliva -su nombre secular- lanzó la llave de la cadena que se amarró a la cintura para flagelarse.
Además, fue allí donde oró todas las noches por la salvación de los pecadores. Debido a la historia de peso que tiene este lugar, a lo largo de los años sus fieles ha instaurado la tradición de lanzar sus deseos para recibir su ayuda.
¿Qué escriben en las cartas dirigidas a Santa Rosa de Lima?
Cada año llegan miles de personas con intenciones especiales escritas de puño y letra con mucha fe. Además de peticiones y oraciones, muchos hacen ofrecimientos, promesas y hasta agradecimientos por milagros concedidos.
Sin embargo, la visita no consta en ir y arrojar la carta al hoyo, pues al ser un lugar sagrado las personas no dudan en quedarse a rezar y a reflexionar en el mismo lugar que ella lo hizo en vida.
¿A dónde van las cartas?
Muchos se preguntan lo que sucede con las cartas una vez que son lanzadas al pozo y la verdad es que no son manipuladas por nadie, pues los 19 metros de profundidad albergan millones de sobres año tras año y que con el tiempo se van desintegrando por la humedad y el calor que hay en el fondo.