POR VERÓNICA KLINGENBERGERPeriodista@vklingenberger
¿Es posible hablar de una memoria como país? Oliver Sacks decía que no existe tal cosa como la verdad histórica. En un ensayo publicado en The New York Review of Books, el celebrado neurólogo escribió que la mayoría de nuestros recuerdos le debe más a nuestra imaginación que a nuestra memoria. Los hechos pueden ser innegables, pero cada persona los procesa de acuerdo a su propio sistema ético. La única verdad que existe, según Sacks, es la verdad narrativa, las historias que nos contamos y que cambian siempre según quien las cuente. La memoria, así como las ideas, son un acto continuo de creatividad. Y el LUM tiene ese deber: funcionar como un espejo de distintas perspectivas que sumadas nos recuerden el daño que nos hemos hecho. La idea es no repetirlo.
Lamentablemente el discurso es más poderoso que la reflexión y la cultura está a merced de los caprichos políticos de aquellos a los que les conviene vivir de la amnesia. El panorama es simple: Salvador del Solar cedió a la presión del fujimorismo porque tiene una agenda política más ambiciosa que el Ministerio que ahora dirige. Esa es la diferencia entre él y Guillermo Nugent. El primero usa el cargo para cumplir con la agenda de un gabinete cada vez más pusilánime a cambio de una carrera política. El segundo cumple su deber como funcionario del Estado y se compromete de verdad con el objetivo de la institución que representa.
Disclaimer: Guillermo Nugent es sociólogo e investigador, pero sobre todo uno de los mejores profesores que tuve y un buen amigo. Sé que asumió la dirección del LUM consciente de la verdadera función de ese espacio y también de los retos que tenía por delante. El fujimorismo nunca estuvo a gusto con el LUM porque ya sabemos que parte de la historia reciente que se quiere difuminar ocurrió luego del autogolpe de Alberto Fujimori. Sí, por algo está preso, aunque al señor Chlimper le falle el USB.
En una entrevista publicada en Perú21 en enero de este año, Nugent sacaba a relucir su formación psicoanalítica. ‘El pluralismo no es cómodo para nadie que defienda sinceramente sus opiniones. Siempre habrá algo de narcisista’, decía. ‘Hay gente que piensa que este es un lugar donde se le da cabida al terrorismo o, por el contrario, que es un lugar muy tibio en cuanto a señalar denuncias de violación de derechos humanos. Si bien nos vamos acostumbrando a que haya puntos de vista distintos, aún nos cuesta trabajo’. Al final uno de esos puntos de vista le costó el puesto.
Volviendo a Sacks, incluso nuestros recuerdos más personales podrían no haber ocurrido o podrían pertenecer a alguien más, alguien con una profunda influencia emocional o intelectual sobre nosotros. Por ello, la historia no es la sucesión de hechos concretos. No existe memoria ni arte sin sesgo. Nada es objetivo. Además, se espera que un espacio como el LUM siempre incomode a alguien porque la memoria que intenta construir conlleva guerras y muertos. La rigidez, la imposición de una única mirada, o la imposibilidad de convivir con otras distintas solo dificultan el diálogo e imposibilitan la reconciliación.
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