La Mujer Maravilla llegó para cambiar la forma en la que vemos las películas de superhéroes a las que estamos acostumbrados. Por un momento, parece que Batman y Superman quedaron en segundo plano contra la poderosa diosa amazónica, Diana. Además de que el mundo está vuelto loco porque está dirigida por una mujer, Patty Jenkins.
Había muchas expectativas en torno a la heroína, pues sería interpretada por una Gal Gadot desconocida y estaría a cargo de una mujer como directora, la primera en la historia del cine de superhéroes. Y sí, la película recaudó 223 millones de dólares en todo el mundo en su fin de semana de estreno, rompiendo el techo de cristal al hecho de que los personajes femeninos están sometidos, de una vez y por todas, con la esperanza de abrir paso a más producciones de este tipo.
Pero no sólo se trató de poner a una mujer poderosa en la pantalla grande. Si algo hay que aplaudir es que Jenkins eliminó la mirada masculina y se mantuvo lejos de sexualizar la imagen de Diana, como suele pasar en los cómics o películas, donde por ley la heroína tiene grandes atributos que sobresalen del traje entallado. Sí, Gal Gadot es perfecta en todos los sentidos, pero ha logrado ser reconocida por algo más que su escultural figura porque es una verdadera Wonder Woman. Gadot fue capaz de lidiar con las exigencias del personaje y su embarazo de cinco meses, que pasó completamente desapercibido.
“Ver una película de superhéroes dirigida por una mujer es como ponerse los anteojos por primera vez”, escribió una usuaria en las redes sociales. Esta se refirió a la ‘mirada masculina’ con la que muchos de los directores masculinos han afectado la forma en la que se ve a las mujeres en pantalla. “Este lente es la razón por la que muchas actrices son disfrazadas con atuendos reveladores, con personalidad superficial y con historias armadas desde la experiencia masculina”, afirmó.
La cibernauta hizo referencia a una escena cuando Diana aterriza después de un gran brinco y su muslo tiembla. “El muslo de la Mujer Maravilla vibró delante de todo el mundo. Esto es un recordatorio importante de que a los cuerpos de las mujeres rara vez se les permite temblar o tener celulitis cuando están a cuadro. Se espera que las actrices tengan cuerpos que son duros como roca, lo cual es injusto y poco realista. La grasa, el músculo y la piel se mueven, y esperar que no lo sean es algo absurdo”.
“Ella no estaba allí para hacer a los hombres babear. No estaba allí para ser atractiva, seductora y coquetear en su camino a la victoria, y eso significa que tiene muslos grandes y musculosos que, cuando absorben el impacto de un aterrizaje, se mueven. Eso es maravilloso”, concluyó.
Pero ver al resto de las amazonas en acción también es maravilloso ya que su piel también se ve humana con arrugas, patas de gallo y piel que cuelga de todos lados, tal y como nos ocurre a todas las mujeres. Había pieles de todos los colores, eran guerreras y estaban lejos de verse escuálidas o glorificar los cuerpos esbeltos.
La Mujer Maravilla tendrá que ser glorificada por ser la historia de una mujer contada por una mujer. ¿El resultado? Un personaje con el cual muchas se sentirá identificadas o reflejadas, además de una historia que en ningún momento le resta importancia a la heroína con una figura masculina.
Fuente Nueva Mujer