ZOË MASSEYFotógrafa@ZoePix
Hace unos años conversando con Juan Luis Zegarra, mi cómplice de experimentos, sobre cuántas cosas queríamos hacer en temas de arte y educación, salió que ambos teníamos un poco el sueño de crear una residencia de arte que pudiera albergar artistas no solo para crear proyectos, sino también para darle al arte un rol comunicador más allá del estético o decorativo.
Con un poco de suerte, el año pasado se nos dio todo para crear la primera experiencia, Plástico Nómade, que giró en torno al medio ambiente, el impacto de la basura plástica en nuestro litoral y cómo esta se moviliza sin rumbo fijo gracias a corrientes marinas y de vientos para llegar a lugares increíblemente lejanos (como la tapa de plástico de agua Vida que llegó a Alaska, trabajo registrado por Andrew Hughes).
Hoy, gracias a esa primera experiencia, estamos viviendo la segunda aventura, esta vez llamada El Niño. Fue pensando un poco en lo que veríamos este año y en que al hablar de medio ambiente no todo tiene que ser denuncia. Al contrario, también podemos resaltar lo bueno y con eso crear conciencia de conservación. El formato ha variado y en esta ocasión vienen artistas a ocupar la casa una semana, desarrollar sus proyectos independientes y dictar talleres para los chicos de la playa El Silencio.
Pero ¿qué es una residencia de arte? Es un espacio de convivencia entre artistas (en este caso) o de investigadores, gente con un proyecto o disciplina en común, que varía en tiempos desde semanas a meses y nos permite a los participantes conocer otras historias, proyectos, trabajos. Es un intercambio de información y experiencias personales que puede alimentar nuestro proyecto o que puede crear alianzas para futuros trabajos. Es rico, alimenta y enseña.
Nuestra residencia se llama Zamba Canuta y busca siempre hablar del medio ambiente a través de diferentes ramas de expresión. Estamos en la playa El Silencio y por mí viviría dedicada a organizar esto. El plan es salir de la zona y poder hacerla itinerante, tal vez en los Andes, en la selva o en otra playa. Porque en todos lados hay de qué aprender.
En otros países este sistema es más conocido, aquí en el Perú aún no hay tantas residencias. Esto te puede interesar:
-Tupac, programa para artistas nacionales e internacionales en Lima (tupac.org.pe).
-Kai Residencia de Arte e Investigación, en Cusco (residenciakai.com).
-Sachaqa Centro de Arte en Tarapoto (centroselva.com).
-Centro Selva Arte y Ciencia en Ucayali (sachaqacentrodearte2.com).
-Alianza Francesa en Arequipa (afarequipa.org.pe).
-Zamba Canuta (facebook.com/tedigozambacanuta).
Puedes enterarte de más de estas residencias en el Perú y otros países entrando a la página de Res Artis.
Hoy, en la casa de El Silencio tenemos a Gera y Werc, artistas urbanos de Perú y México respectivamente, ambos residentes en Estados Unidos. Mientras yo escribo, ellos pintan un hermoso mural aquí en el sur chico. Mañana llega una artista de Estados Unidos y pasado otra más de Polonia. Yo feliz, así me despierto todas las mañanas a prepararles el desayuno, a escuchar sus historias e ideas y tratar de pensar a dónde más llevar a Zamba Canuta.
Salir de tu espacio seguro es importante, abrir los ojos puede enriquecer mucho tu día a día, crear un proyecto que una arte con investigación, poesía con medio ambiente, danza con desarrollo social, puede ser la mejor manera de ver a tu arte tomar forma. Regreso con mi equipo y te recomiendo averiguar más sobre las residencias. Lo peor que puede pasar es que te lances a salir de tu zona de confort.