Abre el retablo (OPINIÓN)

Esta vez nuestra columnista Zoë Massey nos invita a una muestra en conmemoración al gran López Antay. Si no lo conoces, aquí te contamos por qué deberías

ZÖE MASSEY

Empezamos el año con las pilas recargadas. Espero que hayan recibido el 2016 sonriendo, estando en la mejor compañía (que puede ser uno mismo) y que ninguno de ustedes haya sido de los que dejaron las playas hechas un vergonzoso chiquero. No puedo entender en qué cabeza entra la opción de dejar un espacio natural lleno de botellas, bolsas, latas, restos de comida, descartables, filtros de cigarros y hasta preservativos. Ya pues, seamos mejores que eso. Confío que no fuiste tú y que no permitirás que otros lo hagan a tu lado. Vamos, esto depende de todos. Buscando qué puedo ir a ver en estos días en los que el calor empieza a ser por ratos agotador (y recién estamos empezando) descubro que hay una muestra en conmemoración al gran López Antay (1897-1981). ¿No sabes quién es? Jalón de orejas para ti.

Él fue el más grande maestro de los retablos ayacuchanos, ni más ni menos. Para pesar y pataleta de muchos artistas de la época, don Joaquín fue condecorado con el Premio Nacional de Fomento a la Cultura el 7 de enero de 1976. Es por eso que, en honor a su trabajo, a este nombramiento y a su importancia en el arte de nuestro país, el Museo Nacional de la Cultura Peruana viene presentando una muestra con sus obras más representativas. En la exposición podrás ver los diferentes temas costumbristas que López Antay trabajó en retablo, como fiestas patronales, actividades agrícolas y otras escenas del día a día representadas al detalle en pequeñas esculturas que cuentan nuestra historia.

Casi toda mi vida abrí y cerré las puertas de un retablo en la casa en la que crecí, me maravillé con las imágenes que tenía dentro, las caras de los personajes que bailan, festejan y toman chicha, mientras en el segundo nivel está el nacimiento, con sus animales, pastores y el niño. Una tarde, mi abuela me contó que ese retablo era del gran maestro Joaquín López Antay, quien luego que ella le hiciera una nota para el periódico La Prensa -donde ella escribía-, pasó por casa y se lo regaló personalmente.

Mi abuela, que era una mujer supercorrecta, no lo quería recibir porque (en sus palabras) no quería que pareciera una ‘mermelada’ por haber escrito sobre su trabajo. Pero también, muy correcta ella, no lo quiso rechazar (la amo). Hoy ese retablo está abierto frente a mí mientras escribo esta nota. Y no puedo dejar de citar a la gran Grandma Peggy, en una nota escrita en la primera página del libro escrito por Macera y Sabogal sobre el centenario de Don Joaquín: ‘A ‘retablo’ of his is in the staircase alcove. He brought it to me when I mentioned him & his work in my daily column in La Prensa. Despite the paper policy of not accepting gifts (‘mermeladas’) for published articles, I kept the retablo. He would have been offended if I’d refused it – & I wouldn’t have my López Antay retablo!’ (y hoy yo no lo tendría conmigo).

Anda a ver la muestra y disfruta. Aprende y valora. Está abierta de martes a sábado de 9 a.m. a 5 p.m. en el Museo Nacional de la Cultura Peruana (Av. Alfonso Ugarte 650, Lima, entre el Hospital Loayza y la Plaza Dos de Mayo). La entrada es libre.

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