Zoë Massey
La memoria debe ser como un ladrillo, no algo que se bote por el camino, sino una pieza que forme parte de una construcción más grande, de las columnas que den estabilidad a una historia, la nuestra o la de todos. Es urgente no solo vivir para dejar ir, sino vivir para recordar y aprender.
El lunes pasado fui a una charla de Gea Casolaro, artista italiana que en esa ocasión mostraba una pieza de videoarte medioambiental, pero que trabaja constantemente en torno a la memoria de los lugares por los que pasa. La memoria política, forestal, emotiva, social. Toda ella crea videos, fotos, instalaciones y cimientos.
Qué importante es no olvidar. Coincidentemente, hace un par de semanas oí sobre un reportaje en el cual le preguntaban a jóvenes peruanos sobre conocimientos generales de los años de terrorismo en nuestro país. Leí que, para preocupación de muchos, estos chicos no tenían idea de qué había pasado ni quién era el cabecilla de nuestras décadas de terror. Hasta confundían su cara con la del pobre García Márquez (¡qué tendría que ver su Aureliano con Abimael!). No lo vi, por suerte no veo televisión nacional hace ya varios meses como una especie de terapia de limpia mental (que anda funcionando muy bien). Entonces, con todo esto en mente hoy pensaba que sería urgente llevar a mis alumnos a ver la muestra Yuyanapaq, tremenda puesta fotográfica cargada de historia, de dolor, de recuerdos y de desgarradores audios.
He ido ya unas 6 o 7 veces a verla. Sola, con alumnos peruanos y extranjeros, con amigos… Recuerdo en especial a uno que me llevó por primera vez y otro a quien llevé yo de igual manera. Hoy descubro que nadie me sabe decir dónde está la muestra. Estuvo en el Museo de la Nación durante meses, luego se dijo que pasaría al aún por cuajar pero importante Lugar de la Memoria. Y creo que ese misterio de dónde estará me deja en claro que la memoria no se nos hace tan importante. El problema está en no hablar, no conversar, no contarnos nuestra historia, creo en muchos casos por pensar que porque ‘ya pasó’, ya no hay necesidad de recordarlo. Terrible y peligroso.
En mi opinión, nuestra memoria debería ser un curso de historia obligado en el colegio, las universidades, debería hablarse de todo esto sin miedo. Miedo debería darnos el que por guardar tanto silencio esto se repitiera. Vuelvo a la memoria de Gea Casolaro. Ella va a inaugurar la próxima semana El tiempo de alzar los ojos, una muestra pensada para Lima, inspirada en una canción de César Calvo y Chabuca Granda. En ella profundizará el concepto del autorretrato, cómo cada autor decide presentarse al mundo, viéndose obligado entonces a levantar los ojos hacia sí mismo.
Lo poco que he podido ver de su trabajo ya me asegura que será una muestra interesante. Y aunque soy consciente de que la locación está un poco alejada del circuito habitual -en el Instituto Italiano de Cultura, en Santa Beatriz- te recomiendo ir a verla. Gea Casolaro está en Lima, ella recuerda todo lo que vive y también deberíamos hacerlo nosotros. De hecho, quedé con ella en ir a ver Yuyanapaq. Así que si sabes dónde estará, avísame.
Dónde: Galería Mario Sironi del Instituto Italiano de Cultura (Av. Arequipa 1055, Santa Beatriz).
Cuándo: Del jueves 22 de octubre al viernes 27 de noviembre. Ingreso libre