1. Las excentricidades de Ozzy Osbourne no conocen límites. Una de sus locuras más recordadas es la que protagonizó el 20 de enero de 1982, mientras estaba de gira por el ‘Veterans Memorial Auditorium’, de Estados Unidos. Ese día, Osbourne le arrancó la cabeza a un murciélago, pero en el programa ‘Behind the music’ de VH1, explicó luego que pensaba que era un juguete. Cuando se dio cuenta, ya era tarde porque estaba bañado en sangre.
2. El bajista de la banda de glam metal Mötley Crüe, Nikki Sixx, contó en su autobiografía que admiraba a Osbourne no solo como músico, sino también como persona por la originalidad de su personalidad. El músico afirma haber visto a Ozzy aspirar una línea de hormigas, mientras estos insectos rodeaban a un helado.
3. Osbourne sorprendió a todos sus fanáticos cuando se disfrazó de cura para la película de terror, ‘Trick ‘r Treat’, en 1986. Como se recuerda, el rockero ha confesado, en repetidas ocasiones, que es seguidor del diablo, incluso, aseguró en la revista ‘Kerrang!’ que ya había vendido su alma al diablo. ‘He vivido mi vida al máximo. Si hay algo más después de la muerte, tengo un buen sitio reservado en los hornos’, sentenció.
4. El guitarrista de Black Sabbath, Tony Iommi, contó en el documental ‘Las edades del rock’ de VH1, que Ozzy Osbourne tenía como mascota a un zapato viejo, al cual lo paseaba utilizando un cordel.
5. Osbourne colecciona crucifijos. Incluso, en 2010 le regaló un collar de oro con un crucifijo, valuado en tres mil dólares, a un mendigo que se encontró por la calle. Según el diario, Daily Star, el rockero lo hizo porque no encontraba en ese momento monedas en su bolsillo.
6. Un grupo de científicos de la compañía Knome se reunió en 2010 para anunciar que estudiarían el ADN de Ozzy Osbourne. La finalidad era determinar las razones por las que el músico seguía vivo, a pesar de todas las sustancias había ingerido durante su vida. Los resultados aseguraron que Osbourne era descendiente directo del hombre de Neandertal.
7. El cantante fue llevado a la cárcel, durante su juventud, en repetidas oportunidades. Osbourne aprovechó una de estas estadías para tatuarse su apodo, Ozzy, en los nudillos de sus dedos con la ayuda de una aguja de coser y un lápiz grafito.