La trabajadora temporal disfruta de una comida especial el jueves en Mister McFunbury
Pocas veces me he sentido como Sigourney Weaver en el final de la película ‘Alien’. A mi alrededor sólo hay desastres y bajas mientras yo, Shannon, la sobreviviente, abandono la condenada nave nodriza para meterme en un taxi y asistir a una glamurosa cita con un empresario asiático de alto perfil.
‘¿Hacia dónde, señorita?’. ‘Mister McFunbury’. ‘¿El mismo restaurante en el que hubo una toma de rehenes en septiembre pasado?’. “No, al que se llega por la rampa de salida que conduce a la refinería de aceite’. ‘Listo’.
El señor Xu estaba parado al lado de la máquina de cigarrillos, tal como le dije que estuviera. No era sexy pero tampoco antisexy, lo que, de hecho, es una apreciación importante. Era de mi edad (cercano a los treinta), es del tipo de hombre que se viste con Banana Republic y no estaba estresado pese a la algarabía de los transeúntes porque era un ‘jueves de camarones’.
‘Soy Shannon’. ‘Soy el señor Xu’. ‘Sentémonos’.
Nos sentamos y mi primer instinto fue descifrar la capacidad y el nivel en el lenguaje del señor Xu.
‘¿Hace cuánto está en la ciudad?’. “Hace dos gloriosas noches’. ‘Me alegra que sean gloriosas, ¿está cómodo en su hotel?’. ‘Es el hotel más elegante, gracias’.
Dios santo. Iba a estar sentada toda la noche con una galleta de la fortuna. ‘Señor Xu, ¿por qué no nos metemos en la onda de McFunbury?’. ‘Eso sería más que excelente’.
No estoy completamente orgullosa de mí, pero fui directo al alcohol. Ni siquiera habíamos pedido la comida y ya me estaba despachando contra las tres Saras.
‘Señor Xu, mi problema con la Sara número 1 es que en el primer aniversario de la muerte de Whitney Houston puso en Facebook: ‘Un año después, puedo decir que el cielo se llevó a un ángel de la Tierra muy pronto’.
‘Muy desafortunado’. ‘Eso mismo me dije. Y mi problema con la Sara número 2 es que un viernes, en un almuerzo de la oficina, dijo que ‘nosotras las mujeres’ nos aferramos a lo que creemos a la hora de discutir de tal manera que ‘los hombres simplemente no nos van a entender’. “Lo siento mucho’. ‘Y mi problema con Sara número 3 (ya tomábamos unos martinis asesinos) es que insiste con las palomitas de maíz que se hacen en el microondas y que tienen ese olor nauseabundo de mantequilla falsa. Ella dice: ‘Creo que huele divertido. Si crees que no es divertido, pues lo siento por ti’.
‘Lo más poco gracioso’.
Me quedé mirando el menú laminado. ‘¿Qué va a pedir, señor Xu?’. Luego él me miró y dijo: ‘Bueno, no me siento ni muy hambriento ni muy lleno. En el almuerzo comí demasiados carbohidratos y tengo que hacer una media maratón en tres semanas. Así que creo que ordenaré un sándwich clubhouse con salsa McFunbury a los lados. Usted?’.
‘Señor Xu, usted es un completo idiota’. ‘Tomémonos otro de esos gloriosos martinis. ¿Puro o mezclado?’.