La recordada orca de la película “Liberen a Willy”, dirigida por Simon Wincer en 1993, pasa por una situación preocupante. El animal, que en realidad se llama Keiko, pasó a vivir en un parque marino de México después de la filmación, donde bajó drásticamente de peso, presenta lesiones en su piel y sufre la caída de su aleta dorsal. Si esto no fuera poco, Keiko estaría por morir en los próximos meses.
Un documental de 12 minutos llamado ‘Freeing Willy’, realizado por Retro Report y The New York Times, cuenta la situación que atraviesa el animal para presentar la campaña “Free Keiko”, destinada a recibir donaciones para la construcción de un centro de rehabilitación para la orca en Oregon, Estados Unidos. El principal objetivo, según detalla el portal The Huffington Post, es regresar a Keiko a la vida salvaje.
Nacido en las aguas de Islandia, pero atrapado cuando apenas era un bebé, Keiko tiene la difícil tarea de aprender a cazar su propia comida y nadar en aguas profundas. Susan Orlean, redactora del New Yorker, resume la situación en una sola frase: “Un humano enseñando a una ballena a ser ballena”.