Por: Zoë Massey
Desde hace 16 años se viene organizando el concurso de arte Pasaporte para un Artista. Debe ser el nombre de un concurso local de arte que más recuerde desde hace varios años. Aunque la verdad es que solo participé una vez, de mala gana, con un esfuerzo mínimo y, obviamente, nulos resultados (todos tenemos malas épocas).
He ido a varias de las muestras colectivas de Pasaporte para un Artista, concurso organizado por la Embajada de Francia y la Alianza Francesa, que premia a sus ganadores con estadías de hasta dos meses en Francia con fines formativos y culturales. Cada año me sorprende que haya más instalaciones y menos formatos ‘tradicionales’. Puedo decir que me da gusto ver que los más jóvenes que yo, que ya pasé la edad límite para participar (¡maldición, qué mala e innecesaria mención!), cada vez vuelan más. No solo eso, cada vez hacen también de sus proyectos montajes más limpios, mejor logrados. Este año me tocó estar del otro lado, del de la organización, y aunque por ratos más me sentí en la desorganización, es rico trabajar en algo de lo que has oído hablar por mucho tiempo. Y darte cuenta de que es un chambón mucho más grande de lo imaginado. Esta edición tiene 17 finalistas, varios de ellos del interior del país, lo que me da mucho gusto. Tres ganadores se irán a Francia, un sueño de premio a tu trabajo de arte.
En la muestra de los finalistas, esta vez hay trabajos de foto (pocos, contra mis pronósticos), instalaciones, video, escultura, pintura y libro de artista. Se abordan temas sociales, políticos, algunos controversiales, como buen medio de expresión que se respete. En cuanto a lo artístico, cada vez la gente se chupa menos con lo que quiere decir y mostrar.
No voy a mencionar aquí a los ganadores, pero sí diré que hay piezas que me encantaron con sus reflejos y proyecciones, burbujas a destiempo, esculturas orgánicas… Hay cosas que me han jalado mucho el ojo y que claramente me explican por qué no pasé ni a finalista la vez que concursé en Pasaporte para un Artista. Ahora hasta me da roche recordar que mandé lo que mandé. Mándate tú y anda a ver la muestra de este año en San Isidro.