Río de Janeiro asegura estar lista para proteger a cerca de medio millón de personas que se esperan asistan al mayor evento deportivo del planeta a partir del 5 de agosto.
La ciudad desplegará más de 65.000 policías y 20.000 soldados, más del doble que los efectivos que hubo en Londres 2012.
Sin antecedentes de atentados, pero con una larga experiencia en violencia interna, el país se prepara para la eventualidad de situaciones extremas.
A pesar de que en Brasil nunca se ha registrado un ataque terrorista, ser anfitrión del evento más observado del planeta puede colocar de todos modos al país en la mira.
Acostumbrados a la porosidad de las fronteras urbanas cariocas, el ejército y la policía brasileños buscan aprovechar su experiencia en las comunidades más pobres para proteger todo el territorio durante los Juegos.
En medio de protestas de la policía por atrasos en el pago de sus salarios y el escándalo que significó el robo de un valioso material televisivo de una televisiora alemana, los soldados han recibido entrenamiento integral de países como Francia y Estados Unidos.
El gobierno también ha puesto atención a sus fronteras: Paraguay es una conocida ruta para el tráfico de armas. Y en junio pasado, un ex prisionero de la base estadounidense de Guantánamo ingresó al país desde Uruguay sin ningún tipo de control.
Y el servicio secreto brasileño ha detectado mensajes de un presunto yihadista francés, quien después de los atentados de noviembre pasado en París aseguraba que Río sería el siguiente objetivo.
Fuente: AFP