Escondido en un barrio pobre de Lahore. Un viejo gimnasio, hogar de un campeón del mundo. Salman Ahmed es el primer paquistaní que ganó el título de culturismo Musclemania, el pasado noviembre en Las Vegas.
Al principio, el culturismo era para Salman una forma de entrar en la universidad, donde se ayuda con dinero a los deportistas. La necesidad se convirtió en pasión y, tras graduarse, empezó a competir en el extranjero.
Una vez se alejó de los focos, la realidad fue dura. El logro de Salman apenas fue noticia en un país obsesionado con el críquet.
“Estaba pensando que hice historia para Pakistán, que nadie había ganado el título antes y eso era bueno. Y pensaba que el Gobierno y todo el mundo estarían al menos orgullosos. Pero cuando llegué aquí hace mes y medio, no recibí ni una sola llamada diciendo: ‘Felicidades, muchacho, ganaste el título para Pakistán”, dijo Ahmed.
Salman, que dirige su propio gimnasio, apenas tiene dinero para pagar el alquiler y menos para las proteínas y vitaminas que los culturistas toman para mantener sus cuerpos. El título le ha dado visibilidad y varios patrocinadores se han puesto en contacto con él, pero dice que ninguno quiere ocuparse de alguien que vive en Pakistán por seguridad. Sin apoyo financiero del Gobierno, se enfrenta a una difícil decisión.
“Día tras día, pierdo mi esperanza por este tipo de cosas. Porque al final tienes que dejar una cosa. Tienes que dejar Pakistán o tienes que dejar tu pasión”, agrega.
Las autoridades deportivas locales aseguran que se trata de una falta de comunicación.
“Si hubiéramos sabido que iba a participar en el torneo le hubiéramos no solo apoyado, sino también animado y le hubiéramos dado entrenamiento, experiencia técnica y toda la logística”, dijo Usman Anwar, director de la Junta Deportiva de Punyab.
La Junta Deportiva de Punyab se ha puesto en contacto con Salman para una reunión. Un rayo de esperanza para el culturista, que prepara su próxima competición en el extranjero.