MÍRAME
El portero, moviéndose un poco sobre la línea de gol, intenta llamar la atención del que va a tirar y desestabilizarlo. La panoplia del perfecto desestabilizador puede incluir también camisetas fluorescentes que parecen alas de murciélago y guantes de talla desmesurada, todo destinado a hacer que el portero parezca más grande y la portería más pequeña.
TODO AL ROJO
El rojo, que los científico asocian al peligro o la ira —en caso de estrés nos fijamos más en este color— es el color preferido de los porteros. Experimentos llevados a cabo en la Universidad de Chichester (sur de Inglaterra) demostraron que los porteros sólo dejan pasar un 54% de los tiros cuando van vestidos de rojo, frente al 69% para el amarillo, el 72% para el azul y el 75% para el verde.
SÉ MI AMIGO
Un gran clásico de los porteros: ir a dar la mano al tirador en un gesto de fraternidad deportiva, tomar el balón, palparlo o posarlo luego ligeramente al lado del punto de penalti. Todo esto busca privar al tirador de su concentración, obligándole a mirar al portero, abandonando así su ritual de preparación para volver a poner el balón en su sitio.
TIRA POR AQUÍ
Investigadores holandeses han descubierto que cuando los porteros se colocan ligeramente al lado del centro de la portería —no más de 10 centímetros—, indican al subconsciente del tirador hacia donde debe tirar el balón. En estos casos, un 10% de los tiradores están tentados de tirar al lado más descubierto de la portería, dando así ventaja al portero que sabe hacia donde debe tirarse.
HAZ TU TRABAJO
Algunos preparativos pueden indicar la preferencia del tirador o la debilidad del portero. En el Mundial-2006, el portero alemán Jens Lehmann había metido en su media un papel que le había dado su seleccionador antes de una tanda de penaltis en cuartos de final frente a Argentina (4-2). La nota detallaba con exactitud como iba a tirar cada jugador su tiro: raso a la izquierda, arriba a la derecha, etc… El papelito se vendió después por un millón de euros en una subasta benéfica.
EL RELOJ, UN ENEMIGO DEL PORTERO
Los investigadores han descubierto que si el tirador dispara tres segundos después del pitido del árbitro, puede sorprender al portero. Y si espera al menos 13 segundos, el portero se desestabiliza.