‘Gino Ceccarelli, un chullachaqui del arte’, por Zoë Massey

POR ZOË MASSEY
Fotógrafa
@ZoePix

La selva guarda misterio por todos sus caminos verdes. Vida en cada paso que uno da, calor, leyendas y mucho color. La selva de nuestro país, como ya he mencionado antes, está fuera de nuestro pensamiento diario. Alejada de nuestra realidad, volviéndola no solo ajena, sino también mística. Sin embargo, en los últimos años ha habido un boom de arte procedente de esta región. Se empieza a hablar, ver, valorar y así empezamos a conocer recién en estos años un poco de la cultura local. Desde el arte shipibo conibo, a Bendayán, pasando por Yahuarcani y llegando a Ceccarelli.

Gino Ceccarelli nació en la selva como uno de los siete hijos de un italiano inmigrante. Y aunque como menciona él en una entrevista, todos en la selva son ‘amamantados con mitos y leyendas’, él fue el único de los hermanos que siempre supo que quería dedicarse al arte. Ya desde niño hacía dibujos, así que a los 16 años enrumbó a Lima a estudiar y desde entonces su vida ha viajado entre Europa, Perú, pinceles, grandes formatos y sirenas.

Su trabajo está influenciado no solo por la cosmovisión amazónica, sus mitos y colores, sino también por todo lo que hoy la acecha: las petroleras, el plástico en los ríos, la política que la deja de lado, o más bien, que la va deforestando a pasos agigantados.

Hoy, celebrando los 50 años de PetroPerú (cosa que siento un poco irónica, personalmente), Gino expone en el primer piso del Ministerio de Cultura, en la Sala Kuélap (Av. Javier Prado Este 2465, San Borja), donde no ha parado de entrar gente desde que inauguró.

La muestra se llama ‘Entre el semicielo y el semimundo’. Sus cuadros de formatos gigantes llenan el espacio. Lo increíble es que en el poco tiempo que tuvo para esta muestra, ha pintado unos 20 de estos cuadros. Sí, rápido y no por ello menos potente. Incluso hay un espacio dedicado a la pintura en vivo, donde comparte con los espectadores de la muestra su trabajo y conversación.

La sirena en la selva, recurrente en su trabajo, es considerada la guardiana del agua, la que te castiga de alguna manera si pescas mucho o no eres consciente. La que saca tus redes e hilos de pesca hasta que puedas pescar de nuevo. No solo es la que enamora y se ‘roba’ a los hombres locales, es quien cuida los ríos. Esos ríos que estamos matando. El chullachaqui (con cara de pintor) es un duende que se transforma en tu amigo, tu pariente, un hombre o un niño para engañarte y hacer que te pierdas en la selva.

Gino, el pintor con cara de chullachaqui, se disfraza de color, de sirena, de óleo, de lápiz. Y va hasta este domingo 23 de junio, de 10 a.m a 5 p.m. el ingreso es libre. Recorre la muestra, déjate envolver con el canto de una sirena, camina hasta al fondo y voltea. Hay un cuadro enorme, en rojos, que le da la espalda a la entrada de la muestra, mi favorito.

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