Kailyn, una menor de 5 años, estaba todos los días llena de vida. Pasaba jugando con buen ánimo y era la alegría de su madre Jessica Griffin. Hasta que de la nada un día la pequeña perdió toda esa energía.
Despertó, se levantó de la cama y se derrumbó por completo. Su progenitora no entendía qué pasaba. Le preguntó si se sentía mal y la niña apenas podía hablar.
Pensó que quizás se sentía cansada, o que todavía no abría los ojos por completo. Pero al ver que continuaba así, se asustó.
La tomó, la sentó en la cama y la vistió, ya que su hija no tenía fuerzas. Luego comenzó a peinarla y de repente se encontró con algo inesperado: una garrapata estaba pegada al cuero cabelludo de la menor.
De inmediato pensó que esta era la razón por la que Kailyn se encontraba así, por lo que lo sacó de la cabeza de la niña, la metió dentro de una bolsa y corrió hacia el hospital.
Allí le confirmaron que tenía la razón: la pequeña presentaba una repentina y extraña parálisis por culpa de la garrapata.
Tras el diagnóstico de los expertos, Jessica decidió contar todo a través de su cuenta de Facebook: “¡Después de un montón de análisis de sangre y una tomografía computarizada de la cabeza ha diagnosticado como una parálisis de garrapata! ¡Por favor, por el amor de Dios, revisen a sus hijos por garrapatas! ¡Es más común en niños que en adultos!”.
De acuerdo al Washington Post, las garrapatas hembras cuando van a poner huevos segrega una neurotoxina al beber la sangre humana, lo cual puede causar como efecto una parálisis, la cual acontece generalmente entre cinco a siete días después de la mordida, pero en el caso de la pequeña ocurrió antes.
Lo positivo es que la recuperación es inmediata, por lo que al día siguiente Kailyn ya estaba jugando como si nada. “¡Miren quién está caminando en el hospital! ¡Todo volvió a la normalidad!”, expresó su madre.
Publimetro Chile
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