Un alumno de tercero de secundaria resultó con una fractura en la mandíbula luego de ser agredido por otros diez escolares de su colegio Almirante Miguel Grau de Chaclacayo.
La víctima fue operada ayer en el Hospital Guillermo Almenara, mientras los agresores fueron suspendidos una semana del colegio durante la investigación de los hechos.
‘Este no es un tema de una escuela o un chico. Esto afecta a toda la comunidad y evidencia los altos índices de violencia en nuestra sociedad’, afirma Killa Miranda, titular de la Dirección Regional de Educación de Lima Metropolitana.
Al respecto, el especialista en educación León Trahtemberg indica que los casos de bullying o acoso escolar aparecen cuando no se ha realizado la prevención adecuada entre los alumnos y docentes.
‘El bullying supone la acumulación del acoso de parte de alguien que se siente poderoso y maltrata sistemáticamente a alguien que es percibido como débil o frágil. Pero eso no ocurre en un episodio aislado’, advierte.
El Ministerio de Educación considera como bullying a las agresiones físicas y psicológicas (amenazas, burlas y chismes); agresiones sexuales (como insinuaciones y tocamientos), verbales (insultos y apodos) y virtuales como los insultos o amenazas a través de redes sociales o mensajes de texto.
Según Trahtemberg, este tipo de agresiones no sería posible sin la indiferencia o complicidad -así sea involuntaria- de parte de los docentes y los demás compañeros del salón, que no se deciden a intervenir.
El cyberbullying es otro aspecto ante el que hay que estar vigilante.
‘Darle un celular a un menor es una gran responsabilidad. Están expuestos a la violencia y agresiones en el ciberespacio. Los padres deben saber qué uso se está haciendo de él y monitorear qué están haciendo’, afirma Trahtemberg.
Por su parte, la psicóloga clínica y docente de la UPC Rachael Silberman lamenta que en muchos casos los profesores no le den la importancia adecuada a las conductas agresivas que podrían generarse en un salón de clases.
‘Los profesores deberían saber detectar en qué momento se está haciendo bullying a un niño. Una vez detectado, se necesita un trabajo integral que involucre a docentes, psicólogos y la familia. Lamentablemente, hay colegios que tienen solo un psicólogo para 400 alumnos’, afirma.
Cuando un niño sufre de bullying o acoso escolar disminuye su rendimiento escolar, se vuelve retraído, tiene temor de contar lo que pasa en el colegio y se siente amenazado. Los padres deben estar atentos a estas señales.
‘Pero el problema no solo es la víctima, también es el agresor. Este niño probablemente viene de una casa donde es agredido. Lo que se debe hacer es ayudarlo y no pensar solo en castigarlo’, recomienda Silberman.
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