Jorge Sánchez Herrera – Nómena ArquitecturaArquitecto/Urbanista jorge@nomena-arquitectos.com
Estuve hace unos días en Bogotá. A pesar de lo corto del viaje, es interesante comparar a la capital colombiana con Lima, pues las dos enfrentan problemas parecidos. Bogotá tiene una población similar a la nuestra (8,5 millones de personas), aunque casi duplique su densidad.
Lo primero que llama la atención es el Transmilenio que, como el Metropolitano, es un sistema de Buses de Tránsito Rápido (BTR), con unidades de gran capacidad y carriles exclusivos. Los BTR son sistemas populares por su bajo costo y menor tiempo de ejecución (que un metro, por ejemplo).
Y si bien se reconoce a Curitiba como la ciudad pionera en utilizarlos en Latinoamérica, lo cierto es que muchos años antes, ENATRU ya operaba por nuestro ‘Zanjón’, un sistema que es su principal antecesor.
A diferencia del Metropolitano, que tiene 38 estaciones en 36 kilómetros, el Transmilenio comenzó a operar en el 2000 y tiene 147 estaciones en 103 kilómetros de vías troncales.
La última Encuesta de Percepción Ciudadana afirma que el 37% de la población lo utiliza como su principal medio de transporte. En contraste, en la última encuesta de Lima Cómo Vamos, solo el 4,9% se refiere al Metropolitano de la misma forma. En Lima, el 60% se transporta en buses, coasters y combis.
A partir del 2015 existe el cobro integrado que articula el Transmilenio con los buses del SITP (Sistema Integrado de Transporte), cuyos objetivos son similares a los de nuestro SIT: reducir el número de rutas y empresas prestadoras del servicio, renovar los buses y unificar los sistemas de cobro. Bogotá ha pasado por los mismos problemas que nosotros, como las huelgas y paros de transportistas. Pero hoy el SITP bogotano opera más de 100 rutas, versus las cerca de 10 que tienen nuestros boicoteados corredores azul, rojo y morado.
A pesar de la extensión y capacidad del Transmilenio, el 60% cree que el sistema está peor que antes. Por eso la idea del Metro ha vuelto a rondar. Pero para Enrique Peñalosa, actual alcalde, los costos de hacerlo subterráneo no lo justifican. En el 2019 se iniciaría la construcción de los primeros 24 kilómetros de rieles elevados.
La situación me recuerda a Jaime Lerner, exalcalde de Curitiba, gurú y ferviente defensor de los BTR: ‘Uno no puede condenar a generaciones a esperar la construcción de una línea de metro, que son 50 veces más caras’ El Transmilenio y el BTR de Curitiba mueven 2,5 millones de pasajeros diarios cada uno. El Metro de Londres mueve tres millones. En Lima seguimos excavando.
El último día caminé por la Calle 71, donde quieren reducir los carriles y estacionamientos, ensanchando las áreas peatonales. Con conos anaranjados se ponía a prueba el nuevo trazado. Había mesas y bandas de música en la calle, mientras personal de la Secretaría de Movilidad informaba sobre la intervención, que se enmarca en el proyecto de las RAPS (Redes Ambientales Peatonales Seguras). Me dicen que algunos bogotanos se oponen a que les quiten los estacionamientos en la calle. En eso sí estamos igual.
El Uber que me lleva al aeropuerto me pide que me siente adelante, pues les hacen lío en el aeropuerto. Hablamos de fútbol, de la selección, del arreglo con Falcao, de Chile: los dos estamos felices. Me pregunta sobre el pico y placa en Lima. Eso no existe, le digo. Quiere saber si en Perú también persiguen a los Uber. Pero llegamos rápido al aeropuerto y no me da el tiempo para explicarle cómo funcionan las cosas en Lima.
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