Hoy le toca. Cuando el resplandor del sol acaricia su rostro, sabe que ya es hora de levantarse. Debe hacerlo no para salir a correr o ir al trabajo, sino para alistar a Eduardito, su primogénito de 2 años, que debe ir al nido.
Su esposa, Magnolia, tuvo que salir a trabajar más temprano, así que hoy le toca a él asumir las tareas de casa.
Christopher Zegarra Luna despierta al pequeño, lo asea y lo viste. Le entrega un rompecabezas para que lo arme mientras prepara el desayuno. Hoy hará un jugo de papaya y pan con queso.
Mientras Eduardito disfruta de sus alimentos, Christopher termina de colocar las frutas en la lonchera. Lo ayuda a lavarse los dientes y ya. Es hora de salir juntos, a caminar las tres calles que los distancian del nido. Para este padre de familia de 35 años, las actividades que realiza con el pequeño de la casa no son una ayuda, sino parte de sus obligaciones de cada día.
Tiene claro que, al igual que su esposa, él tiene responsabilidades fuera y dentro de la casa, entre las cuales está no solo el cuidado de su hijo, sino también la cocina, el lavado, las compras y muchas más, tradicionalmente pensadas como ‘cosas de mujeres’. Christopher es uno de los hombres que suman en las estadísticas como constructor de una familia democrática.
Estereotipos
También suma la experiencia de John Quijandría, activista afro, esposo y padre. Desde que se casó y formó su familia, nunca se encasilló en el estereotipo de ‘macho’ que solo se encarga del sustento económico y llega a casa a descansar y ver televisión, mientras su esposa lo atiende.
Por el contrario. Dice John que siempre le gustó ser parte e involucrarse en las tareas del hogar, colaborar junto a su esposa, y mucho más, en el cuidado y acompañamiento de su hijo Fabiano. Justamente, cuando nació su primogénito, John tuvo que hacer malabares para ser coherente con lo que predicaba.
Movió los turnos de su trabajo e incluso se amanecía para poder estar en casa atendiendo a su pequeño y su esposa en las primeras semanas después del parto , porque en el trabajo le dieron pocos días de licencia para cumplir con este rol.
Machismo a la baja
Según una investigación realizada por la Plataforma de Paternidades Perú, difundida hoy en Variedades, los números del machismo en nuestro país están disminuyendo de manera significativa. Esto se evidencia, por ejemplo, en el incremento acelerado de la mujer en los espacios públicos considerados ‘naturalmente’ masculinos, como el trabajo y las responsabilidades de liderazgo o autoridad.
Asimismo, en la participación de los hombres en el proceso de embarazo, parto y posparto; en la mayor dedicación de los hombres a las actividades del cuidado infantil; en la reducción del maltrato a los hijos, y, por el contrario, en el aumento de las muestras de afecto de papás a los hijos varones, hasta con abrazos y besos, algo que décadas atrás era rarísimo.
La investigación también sostiene que la tendencia es a que los hombres se muestren aún más flexibles en avanzar a nuevas formas de manifestar su paternidad, más cercanas, más afectuosas con sus hijos e hijas, interviniendo más que generaciones anteriores en los quehaceres domésticos y de cuidado en el hogar.
Para John Quijandría, aún falta mucho por hacer en nuestra sociedad. Dice que no es ‘pisado’ ni ‘sacolargo’, ni ‘la Charito’, como lo ‘cochinean’ a veces sus amigos y hasta algunas amigas. ‘La misma sociedad y sus estigmas machistas y patriarcales son los que pisan mi paternidad y las paternidades corresponsables y afectivas de muchos de mis pares masculinos’, opina John.
Ya es de noche y Christhopher Zegarra empieza a calentar la cena. Magnolia está por llegar del trabajo y la mesa es un buen momento para compartir en familia. Él también está contento porque sabe que hoy hizo bien las cosas en casa, tan bien como seguramente lo hará luego Magnolia porque, al día siguiente, a ella le toca.