El ex ministro del Interior y ex candidato a la presidencia Daniel Urresti sorprendió a muchos con un relato, publicado por Altavoz.pe, sobre una experiencia que tuvo cuando aún estaba en el colegio y vio cómo otro alumno de su escuela era maltratado por ser homosexual .
Urresti cuenta que un día de abril de 1969, a la hora de salida, vio cómo todos señalaban y se burlaban de un menor de 13 años de segundo de media a quien le decían Susy y quien iba llorando y abrazando sus cuadernos.
‘Los que estaban más cerca del niño lo cogían groseramente de las nalgas y lo empujaban. Los otros le gritaban, ‘¡Susy! ¡Susy! ¡Esta pinga es para ti! ¡Ven chúpamela! ¡Yo te voy a hacer rico!’, relata Urresti.
Además cuenta que muchos escolares, incluso él, lo siguieron hasta su casa. Como los insultos de los muchachos continuaban, del segundo piso una señora les arrojó agua. Luego salió un hombre de la casa gritando: »¡Váyanse de aquí carajo!’, y luego procedió a golpear con la correa a Susy empujándolo hacia dentro de la casa gritando, ‘¡Pasa maricón de mierda! ¡Yo no puedo ser tu padre!».
Daniel Urresti recuerda que luego regresó a casa algo triste y pensó que él no tenía padre pero siempre había imaginado ‘que un padre saldría a pelear con todo el mundo para proteger a su hijo’. ‘Pero lo que yo vi fue diferente: no lo protegió, le pegó a él’.
Después le contó a su abuela lo sucedido. Ella le dio estos consejos: ‘Si Diosito no hubiese querido que existan maricones, no lo hubiese permitido. Ellos son igual que nosotros, hay buenos y hay malos, hay ladrones y honrados, hay sabios y burros. Recuerda son igual que nosotros. Nunca los menosprecies, ni los trates diferente. Grandes sabios grandes hombres han sido maricones y han hecho que nuestro mundo mejore’.
Urresti escribió que nunca volvió a saber más de Susy y que desde entonces no ha visto ‘con morbo a los homosexuales’. ‘Siempre los he visto como una persona más.’
Hoy piensa que el Perú ha avanzado en el trato a los homosexuales y que ‘cada día son más los que están de acuerdo en permitirles que gocen de todos los derechos y consigan su felicidad, que muchas veces consistirá en vivir en pareja con los mismos derechos que los heterosexuales’.
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