Por Jorge Sánchez HerreraNómena ArquitecturaArquitecto/Urbanistajorge@nomena-arquitectos.com
Imagina que un día sales de casa y el vecino te saluda con una bolsa de pan sobre su cabeza. Sales a la calle y cuando subes al bus, no identificas al cobrador, que también te recibe con la cara tapada. Volteas y ves que todos los pasajeros tienen la cabeza cubierta. Miras por la ventana y te percata de que, por alguna surreal razón, todos en la ciudad llevan una bolsa de pan cubriendo sus rostros.
El principal argumento que escucho a favor de las lunas polarizadas es el de la seguridad. Muchos se sienten más seguros escondidos tras ellas. Pero si bien escondernos puede darnos una aparente sensación de seguridad, el contacto visual resulta elemental para generar confianza entre los ciudadanos. Al eliminarlo generamos mayor sensación de inseguridad, pues es difícil confiar en quien no podemos ver.
Otro problema con las lunas oscuras es que resultan peligrosas para la movilidad urbana. Punto no menor en un país con más de diez muertes diarias por accidentes de tránsito. Las lunas polarizadas reducen la visibilidad desde dentro del habitáculo del auto, sobre todo de noche. Más grave es el hecho de que tampoco permiten a un peatón o ciclista ver si un conductor le está dando el pase o no. Pero el problema no se da solo con los peatones o ciclistas (para que no me digan pulpín romántico), sino también entre autos. Por ejemplo, al llegar dos o más autos a una intersección, es fundamental que los conductores establezcan una comunicación visual para estar seguros de quién pasa primero, previniendo accidentes.
Finalmente, los autos con lunas polarizadas también eliminan la posibilidad de ver a través suyo, y así poder anticiparse a potenciales peligros. Por ejemplo, al manejar detrás de un bus o camión no hay forma de saber qué sucede delante de él, y resulta más difícil reaccionar ante una frenada o maniobra intempestiva. Un auto con lunas oscuras produce el mismo efecto para los demás pilotos.
Hay también quienes sostienen que será más fácil identificar delincuentes, como si estos fueran a solicitar el permiso, o anduvieran en autos propios. O aquellos que dicen que las lunas polarizadas sirven para reducir la incidencia del calor al interior del auto, aunque haya estudios que demuestran una mínima diferencia y hoy se fabriquen vidrios incoloros con similar protección UV.
Estoy de acuerdo con la campaña de simplificación de trámites emprendida por el gobierno, pero me parece que aquí han simplificado un trámite para obtener un permiso que, salvo contadísimas excepciones, no debería existir. Hay que entender que la madre de todos nuestros problemas es la intolerancia a la convivencia: nos importa muy poco el otro. Por tanto, lo que este gobierno debe hacer es ocuparse de formar ciudadanía, pues problemas como la inseguridad ciudadana no se resuelven promoviendo que sus ciudadanos se escondan bajo una bolsa de pan, sino generando confianza, interacción y responsabilidad entre ellos.
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